El mes de abril va siendo, hasta ahora, muy importante, como se preveía, para el matador de toros triguereño David de Miranda quien, por mor de los contratos, se había confeccionado un calendario que podría ir del olvido y la decepción por parte de los aficionados hasta la cúspide de admiración, popularidad y, por qué no, de dinero. Un calendario que tenía como alfa la feria de Sevilla y, como omega, la plaza de las Ventas del Espíritu Santo de Madrid, la que dicen que es la plaza más importante del mundo. Entre ambos compromisos, el triguereño tenía que comparecer en su plaza de Palos de la Frontera donde, en esta ocasión, le aguardaban seis reses de los Hijos de Celestino Cuadri, casi nada, y, una vez más, los atentos ojos de sus cientos de partidarios que escrutan todo cuanto haga David de Miranda.
Del primer envite, nuestro protagonista ha salido muy bien en todos los sentidos pues tuvo una actuación muy completa toda la tarde y que no fue más triunfal por culpa del mal uso del descabello en el primero de su lote. Eclosionó en el quinto, estando muy firme ante un toro que quedará en la historia no solo de la feria de este año sino de los anales de la plaza de toros sevillana porque su condición fue tan buena que los espectadores solicitaron con fuerza el indulto, un premio que no hubiera sorprendido a nadie.
En su presentación como matador de toros en la plaza y en la feria sevillana, David de Miranda sorprendió a todo el mundo, menos a los muchos partidarios que había llevado a los tendidos hispalenses por cuanto ya conocían su obra y su capacidad de decisión. El público reaccionó de forma muy positiva, vibrando con la faena, empujando al todo y al torero para componer esa obra de arte que constituyó el quehacer del diestro triguereño ante el animal criado por Santiago Domecq. Al final de la faena, hubo esa apoteosis tan necesaria en los festejos taurinos, la petición de indulto del toro que, al no ser concedida, se sustituyó por la vuelta al ruedo, un premio grande en esa plaza, y las dos orejas, concedidas a petición popular, para el torero que dio una lenta y triunfal vuelta al ruedo entre las ovaciones de los espectadores. Nadie puso reparo al triunfo de David de Miranda, quien salió como uno de los triunfadores de esta edición de la feria sevillana que acabó el pasado domingo.
Y de la multitudinaria feria hispalense, el torero triguereño se vino al Coso del Descubrimiento para enfrentarse por primera vez a un encierro completo de los Hijos de Celestino Cuadri, hermanos de muchas vacas a las que David ha toreado en sus entrenamientos invernales. Por ello, y en señal de respeto, admiración y agradecimiento, el primer astado de su lote se lo brindó a Fernando Cuadri Vides que, a pesar de su anunciada retirada, sigue siendo reconocido como el hombre que está al frente de la ganadería. Y a ese toro, haciendo honor al brindis, David de Miranda le cortó la dos orejas tras otra gran faena que satisfizo a todos los espectadores, quienes comprendieron que las otras dos reses no le dieron facilidades para el lucimiento. Otra tarde saldada con éxito y con el beneplácito de los aficionados.
Ahora, el próximo domingo, David tiene el compromiso más decisivo de toda su temporada. Y no solo es Madrid sino que se anuncia con una ganadería que suele presentar ejemplares de mucho volumen y de sabias intenciones. Y ahí está el reto del torero, el triunfar ante toros cuyo juego no van con las características del toreo de David de Miranda. Pero eso al público le importa poco por cuanto solo quiere que el torero sea capaz de dominar artísticamente al toro nacido y criado en tierras jienenses.
Es el momento decisivo de la temporada de David de Miranda. Y a Madrid va a ir con la misma ilusión que, hace unos años, lo hizo para conformar la alternativa. Entonces, la moneda salió cara y, ojalá, en esta ocasión la fortuna se repita y, al término del festejo, el diestro triguereño disfrute, por segunda vez en su carrera y en tercera ocasión de este mes de abril, del éxito y de la salida triunfal por esa ansiada Puerta de Alcalá.
Suerte, torero, y que los deseos (los tuyos y los de los aficionados) se cumplan.
