Pedro Macías aseguró hace solo unos días en declaraciones a 7TV que la maqueta de Cádiz que se puede contemplar en el Museo de Las Cortes, “es una joya”. Lo que no podía adivinar el restaurador es que hoy también se sabe que es un joyero que contiene una delicada obra de arte en miniatura en el módulo 7 de los 305 que componen el bajorrelieve.
El alcalde, Bruno García, y la delegada de Cultura, Maite González, informaron este mañana del hallazgo de Macías gracias a la intuición de Fátima Salaverri, directora del centro museístico de la calle Santa Inés.
El relato es fantástico. Macías llevaba algunas semanas, a ojos del público por primera vez, afanado en las labores de limpieza, “casi restauración” siete años después de que se llevara a cabo la misma operación, y, mientras trabajaba en la reproducción del Castillo de Santa Catalina y comprobar que la techumbre de la capilla estaba encolada, Salaverri le dijo: “Pedro, ahí tiene que haber algo”. Y no se equivocaba.
Bajo la pieza, ambos descubrieron un retablo de hornacina a tres cuerpos, exactamente igual al existente en el fuerte caletero, cubiertos de pan de plata, enmarcados en columnas salomónicas talladas en madera. En la hornacina central se encuentra la talla en marfil de Santa Catalina y un altar donde se halla un crucifijo.
La sorpresa ha sido mayúscula y Bruno García ha aseverado que ahora la maqueta, elaborada bajo la dirección de Alfonso Ximénez y Francisco Sabatini entre 1776 y 1779, primera y única por encargo de Carlos III, quien quiso hacer un gran modelo tridimensional de todas las plazas fuertes de España, “se ha revalorizado aún más”.
Tanto Macías como Salaverri han sostenido que no hay documentación histórica alguna que haga referencia a este detalle en la pieza, aunque conocían detalles que se pueden observar en el interior, por ejemplo, de la sala militar, como una escalera, pero las piezas no se desmontan.