La Diputación celebró en Algatocín la última gala Mujer del Año, encuentro en el que se reconoce el trabajo o el ejemplo de mujeres de los municipios de menos de 20.000 habitantes de la provincia a propuesta de las distintas Concejalías de Igualdad.
La diputada de Igualdad, Servicios Sociales y Familias, María Dolores Vergara, que ha presidido la gala y ha entregado los premios, ha recordado que la Diputación ha organizado cuatro galas comarcales con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se conmemoró el 8 de marzo. La primera se celebró el 6 de marzo en Pizarra, donde se homenajeó a mujeres de las comarcas del Valle del Guadalhorce y Sierra de las Nieves y Guadalteba; la segunda, el 15 de marzo en La Viñuela, donde recogieron sus galardones mujeres de la Axarquía; la tercera, el 19 de marzo en Villanueva del Trabuco, donde se entregaron distinciones a mujeres de Guadalteba, Antequera y Nororma, y este viernes se celebraba el último encuentro en Algatocín, concretamente, en La Casa Sociocultural del municipio.
Homenajeadas
África Rodríguez Nieves, de Algatocín
África, natural de Jerez de la Frontera, es cofundadora del proyecto de permacultura Los Guindales, una casa de retiro dedicada a la huerta ecológica, la construcción con materiales naturales, la gestión del agua, el manejo de un castañar, el desarrollo de un bosque comestible y la creación de un modelo de relaciones personales basadas en la madurez emocional, la ayuda mutua y otras habilidades psicosociales para la mejora del trabajo y convivencia grupal.
Esta trabajadora social ha desarrollado durante una década proyectos sociales para la recuperación y revalorización de los saberes campesinos de los mayores del municipio, ha colaborado con asociaciones de mujeres y AMPAS para promover los hábitos saludables y el fortalecimiento de la autoestima, y ha coordinado proyectos de voluntariado del Cuerpo Solidario Europeo acompañando a jóvenes de diferentes nacionalidades en su relación con el medio natural y el intercambio intercultural.
Ana Becerra Carrasco, de Cortes de la Frontera
Ana es una mujer rural trabajadora y luchadora por la igualdad de género. De niña aprendió de sus padres todo lo referente a las labores del campo, y después de emigrar a Francia para la recogida de manzanas y de trabajar en el oficio de la marroquinería hasta que este decayó en Cortes de la Frontera, ha trabajado como peón forestal, un oficio muy masculinizado en el que ella ha abierto muchas puertas, luchando por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. A sus 62 años, sigue trabajando en la recolección de naranjas, nueces, aguacates y aceitunas, y realizando trabajos de desbroce durante la saca del corcho y trabajos de jardinería.
Ana Belén Ruíz Rodríguez, de Benalauría
Ana Belén se formó como maestra en la Universidad de Málaga, perfeccionando sus estudios como Experta en Educación de Personas Adultas por la Universidad de Sevilla, además de un Máster en Economía Social.
Ha trabajado toda su vida en Benalauría. Desde muy joven apostó junto a sus compañeros y compañeras del asociacionismo juvenil por un proyecto cooperativo que ayudaran a reactivar social y económicamente el municipio, primero a través del grupo informal ‘La Casa de las Tablas, la Asociación Juvenil Ben Uri (1987), y a través del Grupo de Desarrollo Rural S.C. (1991) y la Cooperativa La Molienda (1992), que atraía gente al pueblo con cursos, talleres y encuentros, convirtiéndose en un referente del emprendimiento juvenil rural desde el compromiso en el sector turístico y de la transformación agroalimentaria, con una perspectiva agroecológica. Desde este ámbito, Ana Belén impulsó la Asociación Arte Crea y un Taller de Artesanía Floral de mujeres.
Otro eje clave en su vida es su defensa de un feminismo enfocado en la realidad rural: centralidad de los cuidados, economías propias, escuelas que hablen de su cultura propia, mujeres visibilizadas, espacios para el encuentro, preocupación por la tierra y el campesinado, defensa de las diversidades… Desde ahí su militancia se proyecta en el Feminario de la Universidad Rural Paulo Freire Serranía de Ronda, desde donde se desarrollan muchos encuentros, foros y actividades que dan voz y luz a las mujeres que viven en los pueblos, impulsando desde este ámbito la Asociación de Feministas Rurales de la Serranía de Ronda.
También dedica tiempo a la gestión de la Finca Los Bancales, donde, junto a su pareja y familia, desarrolla un proyecto de mantenimiento agroecológico.
Ana Santos Santos, de Manilva
Ana Santos, nacida en Antequera, pasó su infancia y su adolescencia trabajando en el campo y sin poder asistir a la escuela. Tras emigrar durante un tiempo a Suiza, se instaló hace 40 años en Manilva, donde por fin tuvo la oportunidad de sacarse el graduado escolar y donde siguió formándose como monitora sociocultural, una profesión que ha impulsado su lucha por la igualdad y la diversidad y sus numerosas colaboraciones con asociaciones de distinta índole.
Así, ha colaborado con la escuela popular Cuatrotrapos con talleres y actividades para niños y adolescentes con pocos recursos; con la campaña ‘Un millón de lápices’ para niños y niñas de Irak; con recogidas de alimentos para el pueblo saharaui, llegando a recoger una tonelada de alimentos; con la ludoteca del municipio, donde ha promovido actividades de inclusión y educación ambiental para niños y personas mayores; con Ecologistas en Acción para el fomento del reciclaje y el cuidado del medioambiente…
Ha sido presidenta de las AMPAS del colegio y del instituto del municipio, delegada del equipo de futbol sala de la ONCE de Estepona, y durante la pandemia, cuando escaseaban las mascarillas, buscó patrones e hizo mascarillas de tela para quienes las necesitaban, para el centro de salud del municipio e incluso las envió a distintos puntos de España.
Creó Asociación Luisana de personas con discapacidad, que más tarde expandió su actividad a personas mayores y menores en etapa de desarrollo. En la actualidad preside esta asociación, es miembro de la plataforma de voluntariado de Estepona y colabora activamente con distintas asociaciones.
Antonia del Rosario Mena Mateo, de Pujerra
Antonia comenzó a trabajar desde muy pequeña en el negocio de alimentación de su tía en Faraján. A los 18 años, mientras estudiaba el Bachillerato en Málaga, empezó a trabajar ocho horas al día para pagar sus estudios, y desde que regresó a Pujerra a los 21 años ha trabajado todos los días, de lunes a domingo, desde el amanecer hasta altas horas de la noche en la tienda que heredó de sus padres y cuidando a su familia.
Antonia siempre mostró su solidaridad ayudando a las familias con menos recursos, dándoles facilidades de pago y estando disponible a cualquier hora del día y de la noche para abrir su negocio si algún vecino enfermaba y necesitaba comprar algo. Su negocio tuvo la primera cabina de teléfono del municipio. También servía comidas a los trabajadores del campo cuando en el pueblo no existían restaurantes ni casas de comida, y los vecinos que necesitaban cualquier clase de suministro acudían a ella, que se trasladaba a otras ciudades a buscar proveedores. Ha donado a numerosas ONG, y durante la pandemia abasteció a todo el pueblo yendo todos los días a Ronda con su marido a comprar a los mercados mayoristas. A sus 76 años, sigue dada de alta como autónoma y trabajando.
Antonia Morera Rojas, de Casares
Antonia, natural de El Secadero (Casares), ha estado involucrada desde muy joven en movimientos asociacionistas locales para el desarrollo cultural y social de su pueblo. En la década de los noventa dio el salto a la política y fue elegida concejala del Ayuntamiento de Casares en el equipo de gobierno de Izquierda Unida. Ha sido delegada de la Mujer y posteriormente de Igualdad, trabajando muy de cerca con las mujeres de todo el municipio y con la Asociación de Mujeres Grecina de Villarraguz, protagonizando una etapa de importantes avances en materia de igualdad en el municipio.
Entre 2007 y 2009 fue delegada de Igualdad de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, y desde 2009 a 2015 fue alcaldesa de Casares. Durante toda su trayectoria política ha dedicado especial atención a los temas sociales, desarrollando proyectos solidarios y de cooperación internacional, al tiempo que innovaba con políticas para el bienestar de los habitantes de su pueblo y para la igualdad de oportunidades para toda la ciudadanía.
Tras dejar su carrera política, Antonia sigue envuelta en el asociacionismo local y la cooperación internacional de forma muy activa, implicándose en múltiples campañas solidarias.
Concepción Medina Andrades, de Jubrique
Concepción, de 73 años, estuvo vinculada al campo desde muy pequeña y solo estuvo escolarizada hasta los 12 años antes de tener que abandonar los estudios para ayudar a su familia en las tareas del campo. Cuando se casó, comenzó a trabajar en una panadería con su marido de lunes a domingo y durante muchas horas. Pese a ello, en las estadísticas oficiales Concepción figuraría como ama de casa, algo que nunca reflejaría la realidad de su vida laboral y de su esfuerzo.
En la actualidad, Concepción está jubilada y mantiene una vida activa vinculada a su huerto, donde, según sus vecinos, tiene un don especial para que todo lo que toca florezca.
Inmaculada Pérez Pizarro, de Benarrabá
Inmaculada, mujer solidaria, hospitalaria y siempre disponible para quienes la necesitan, luchadora por su pueblo y por Algeciras, donde reside desde que era muy pequeña, es funcionaria en la Oficina Comarcal Agraria de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. También es pregonera de numerosas Exaltaciones y disertaciones en diferentes ámbitos en Benarrabá, Algeciras, Castellar, Estepona y Cádiz, y colabora activamente en actividades culturales y a favor de la igualdad de género.
Isabel Carrasco Tirado, de Benahavís
Isabel perdió a su padre un mes antes de nacer en 1937. Él, cabrero de profesión, fue fusilado en Jerez durante la Guerra Civil aunque no pertenecía a ningún bando. Su madre tuvo que desplazarse a Benahavís para trabajar, e Isabel comenzó a trabajar de criada interna a los 12 años de edad. Después de casarse, emigró con su marido a Alemania, donde trabajó en la fábrica Bayer, hasta que regresó al pueblo para cuidar de su madre cuando ésta enfermó. Después de un tiempo vendiendo las frutas y verduras que traía su marido taxista, abrió una tienda de alimentación en la que trabajó los siete días de la semana desde el amanecer hasta la madrugada. No dudaba en fiar a los vecinos que lo necesitaran; daba comida, cobijo y cama a los transeúntes ya que el pueblo carecía de hostal, y ayudaba a las familias que por cuestiones de trabajo comenzaban una nueva vida en el pueblo.
Además, ante la ausencia del personal sanitario, fue ella durante muchos años la persona a la que todos los vecinos acudían para ponerse inyecciones, curar heridas y poner puntos de sutura con las hebras que obtenía de las cañas de los arroyos. Trabajadora incansable, ha regentado su tienda durante 50 años.
Isabel García Ríos, de Cartajima
Isabel es oncóloga en el Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Ha colaborado con la Asociación Española contra el Cáncer y con ‘Un sí por la vida’. Además, es una mujer solidaria dispuesta siempre a escuchar a quienes necesitan su consejo y su ayuda.
María Cabrera Marín, de Arriate
María, nacida en 1945, trabaja como cartera, una profesión muy masculinizada cuando ella comenzó a ejercerla. De niña tuvo que emigrar a Francia para trabajar en el campo, y al regresar a Arriate, falleció su madre y ella tuvo que seguir trabajando en el campo, tanto en Arriate como de nuevo en Francia, y dedicarse a bordar por encargo. Una vez casada y madre de su primer hijo, su suegro, cartero del municipio, la empleó como ayudante en la oficina de Correos para la que más tarde se examinaría. María fue una de las primeras mujeres de Málaga en conseguir dicho puesto, y también figura como una de las trabajadoras de correos a nivel andaluz.
Trabajando sin días de descanso como cartera, recogía las sacas de cartas en la estación de tren antes del reparto. Ha sido cartera durante 38 años hasta su jubilación hace 11 años.
Ramona Suárez Parellada, de Montejaque
Romi, como es más conocida Ramona, regenta desde hace dos décadas La Posada del Fresno, un antiguo cuartel de la Guardia Civil que ella rehabilitó tras visitar Montejaque y sentirse atraída por la edificación. La llegada de esta poeta de la ciudad supuso un revulsivo para el municipio en un momento en el que las mujeres tenían escasa formación académica y una gran sumisión a sus maridos hasta el punto de que no cruzaban la plaza del pueblo solas ni iban a los bares.
Romi comenzó a dar clases de cocina, y a través de estas clases fue conociendo a sus vecinas, introduciéndose en su mundo y mostrándoles a ellas otra forma de vivir, convirtiéndose con el tiempo en su consejera y asesora, la persona a la que algunas confesaban que sufrían violencia de género y quien las acompañaba al abogado cuando daban el paso de divorciarse.
Rosa Mª García Sánchez, de Benadalid
Rosa María es una mujer emprendedora que ha desempeñado toda clase de trabajos a lo largo de su vida. De niña ya cuidaba los animales que tenía su familia, ordeñaba a la vaca cada mañana y repartía la leche en lecheras antes de ir al colegio. Más tarde recogió aceitunas, dio clases de apoyo escolar a los niños y niñas del pueblo, montó junto a una vecina una carnicería, aprendió a coser pañoletas y también el oficio de la piel, dedicándose a coser monederos de piel de Ubrique.
Después de casarse, se fue a vivir a la Costa de Sol, donde siguió haciendo monederos y trabajando junto a su tía en una tienda hasta que ella y su marido ahorraron suficiente para regresar a Benadalid y montar un bar que se convirtió en un lugar de encuentro vecinal y cuya calidad llegó a ser tan conocida que ella recuerda con orgullo que la mujer de un ex presidente del Gobierno fue a comer allí.
Después de doce años trabajando en su bar, abrió una tienda de alimentación a la que se ha dedicado hasta que se jubiló hace un mes.
Mª Teresa Domínguez Medina, de Jimera de Líbar
Mayte se trasladó a Málaga en 1991 para estudiar la carrera de Psicología en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Tras finalizar sus estudios, regresó a Jimera de Líbar, donde trabajó como representante de ventas en la empresa familiar, dedicada a la distribución de productos cárnicos, hasta que obtuvo su primer empleo como psicóloga en Ronda.
Siempre ha estado implicada en la labor de las asociaciones y en todos los actos culturales y fiestas del municipio, y ha promovido activamente la participación y presencia de las mujeres en la vida económica, cultural y social. Es miembro de la Asociación de Mujeres Maltranto, que apoya a las mujeres en situación de discriminación y fomenta la igualdad de género. También es la creadora del evento deportivo por excelencia del municipio, el Jimera Tres Trails.
En la actualidad trabaja en el negocio familiar y en su negocio de turismo rural, en el que todas las trabajadoras son mujeres.