“Voy al psicólogo”. Hace años no era tan común escuchar esta frase, pero ahora es tan, o casi, normal como decir que uno va al dentista a sacarse una muela. La pandemia que no nos abandona, la guerra en Ucrania y el estilo de vida actual marcado por el estrés y las exigencias han hecho que cada vez seamos más los que acudimos al psicólogo en busca de ayuda. “Entre un 60 y un 65% han aumentado las consultas con respecto a la salud mental”. El dato lo da la malagueña Mariela Checa, decana del Colegio Profesional de Psicología de Andalucía Oriental, en el programa ‘La Alcazaba’, de 7TV (viernes a las 21:30 h.).
En lo privado, asegura Mariela, “están desbordados”. Esto es debido a la escasez de los profesionales del “bienestar emocional”, como prefiere denominarlos Checa, en el sistema de salud. “Tenemos un psicólogo por cada 100.000 habitantes y me parece que no es proporcional a lo que necesita la población. En Atención Primaria llevamos mucho tiempo reclamando que es fundamental que haya profesionales de la Psicología. Hay muchas personas que no se pueden permitir la asistencia privada y la salud mental no es un privilegio, es una necesidad”, denuncia la también coordinadora del Servicio de Atención Psicológica de la Universidad de Málaga.
La huella de la pandemia
A pesar de que los niños “se moldean bien”, los efectos de la pandemia del coronavirus, según la psicóloga, va a dejar consecuencias “porque no ha facilitado un desarrollo normal de esta población”. Preocupa, sobre todo, “el aumento del índice de suicidio que estamos teniendo, algo por lo que estamos muy alarmados los profesionales de la Psicología”.
En cifras reales. “Las ideaciones suicidas han aumentado un 65% y hemos tenido un aumento entre el 10 y 15% de suicidios en adolescentes”.
Sobre esta nueva generación, precisamente, a la que califica de “generación de cristal” asegura que “son muy duros por fuera, pero muy frágiles. Tienen muy baja tolerancia a la frustración y están acostumbrados al refuerzo inmediato sin esfuerzo y al final esto se paga. La realidad es muy diferente a ese mundo Disney en el que han crecido”. ¿La parte buena? “Son generaciones más sensibles a la necesidad emocional y están reaccionando positivamente y demandando con más facilidad la ayuda psicológica. Los chavales, normalmente, suelen tomar bastante bien la ayuda, lo que a muchos les cuesta es buscarla o tomar la iniciativa, pero cuando le tiendes la mano y le dices que estás aquí para ayudarle y acompañarle, suelen tener una buena aceptación”, detalla Checa.
Cómo contar la guerra
Que son tiempos convulsos nadie lo duda y si es difícil para los adultos asumir y enfrentarnos a las noticias e imágenes de la guerra en Ucrania, más complicado es para los niños.
Checa afirma que ya han tenido que tratar a pacientes afectados por la invasión rusa en Ucrania, “incluso a pacientes que tienen familiares allí. Sabemos que hay muchas familias ucranianas que vivían aquí y tienen familiares allí que han intentado traerse. Hemos tenido ya que atenderlos y darles un apoyo”, explica.
En cuanto a los más pequeños, es partidaria de informarles, pero con cuidado. “Es importante que aprendan a manejar el dolor, la emoción, y que estén preparados porque en breve habrá niños que entren en las escuelas con ellos que hayan vivido en primera persona esta situación. Les vendemos a los niños una sociedad Disney y la realidad es mucho más difícil. Si los anestesiamos emocionalmente, no van a aprender, no van a poder tener la oportunidad de poner el mecanismo de protección en marcha para enfrentarse a la vida real”, explica.
El ciudadano y la psicología
En Estados Unidos o en Argentina todos van a terapia, sin embargo, en España aún hoy es un tema tabú. “Es algo muy cultural y educacional. Se ha relacionado mucho con problemas extremos, muy patológicos, pero la salud mental es muy amplia”.
Otro mal de hoy en día son las redes sociales y Checa alerta de su peligro. “Ahora en las redes sociales cualquiera hace psicología cotidiana que no cubre las necesidades y no aborda de forma efectiva ni científica los problemas de la población. Hay que tener mucho cuidado porque se puede hacer mucho daño”, explica. Asimismo, incide en otros problemas que han dejado las redes hoy en día, como el acoso escolar o el ciberbullying. "Estamos aprendiendo a golpe de realidad", resume.
Por último, y no menos importante por ello, lanza un llamamiento a informar y visibilizar el suicidio. "Educacionalmente parece que siempre se ha silenciado, ha sido una realidad invisible porque se creía, de manera equivocada, que hablar de ello, que difundir la cifra o hablar de las personas que mueren al día por suicido, fomentaba de alguna forma estas ideas. El sensibilizar, informar, el que los familiares sepan qué indicios nos pueden servir de ayuda, teléfonos de atención a personas en esa situación… todo esto va a facilitar a que reduzcamos este número, sin duda". Además, aconseja a los padres estar alertas ante “un cambio importante en el comportamiento de sus hijos”, así como nunca abandonar la comunicación con ellos.