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El Parque de la Magdalena puede ser viable con el reformado del proyecto... pero no barato

La solución que los técnicos pongan sobre la mesa para que ese parque de 120.000 metros cuadrados se haga realidad tiene que llegar y llegar pronto

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  • Imagen de la Magdalena en este momento. -

La alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, tiene esta semana una nueva reunión con la dirección de la obra del parque de la Magdalena y espera que la preocupación caiga enteros en lo principal, aunque tanto desde el Ayuntamiento como desde la empresa adjudicataria de las obras, saben que los resultados serán agridulces.    

La parte buena es la que mantiene el Ayuntamiento de San Fernando es que el proyecto estrella de la Edusi de San Fernando, el parque de la Magdalena, “es viable” a pesar de los problemas encontrados en las diferentes catas, algunas de las cuales encuentran dificultades a un solo metro.    

La parte mala es que no va a ser barato y cuando se dice barato en un proyecto como el de la Magdalena con un montante de más de siete millones de euros, se habla de cientos de miles de euros.        


El problema no es baladí y esta semana pasada sonaban las alarmas desde fuentes ajenas al Consistorio, aunque no al proyecto. El parque de la Magdalena está en peligro porque el suelo no está lo suficientemente consolidado.    

Se habla además de suelo no consolidado no como calificación urbanística, sino como consolidación geológica que pudiera dar al traste con gran parte de lo edificable. Y ya se sabe que allí va al menos un edificio que precisa de unos cimientos seguros habida cuenta de la cantidad de personas que espera acoger algún día.    

Y es que la antigua salina de la Magdalena, donde durante una treintena de años se ha instalado la Feria del Carmen y de la Sal y esto lo reconocía la alcaldesa, al manifestar que “la salina de La Magdalena es una zona rellena. Rellena y mal rellena. Muchos podemos recordar que se rellenó a base de escombros y basura”.    

Es el mismo caso que El Barrero, aunque con la salvedad de que en esa zona los únicos edificios que existen son un bar en zona consolidada geológicamente y el mirador, que tampoco supone un peso excesivo y además se encuentra en una zona más sólida.     A la espera de lo que se decida en la reunión próxima o en otras más porque a buen seguro no será la única, el Ayutamiento se encuentra en el dilema de que el proyecto Edusi va a ser más o menos -de decenas de miles de euros como mínimo y lo máximo lo que cada técnico quiera calcular- recortado en aras de conseguir esa viabilidad que se pretende para el proyecto estrella.    

Posiblemente se quede fuera de lo proyectado -algo que ya parece un hecho- el acondicionamiento de toda la franja de Costas hasta Gallineras como gran zona de esparcimiento y al llegar a Gallineras, oferta turística. O bien es el Ayuntamiento el que el día de mañana decida completarlo por su cuenta.    

Desde luego no se puede decir que el proyecto haya comenzado con buen pie, lo que no quiere decir que no termine desfilando a los sones de Ganando barlovento y la primera serán fue el parón de sufrieron las obras nada más que comenzar, cuando se vieron obligados a realizar nuevas catas y dar con el problema mayor que ahora trae de cabeza a los técnicos y a los políticos del Gobierno.    

A los políticos que no son del Gobierno se supone que también les preocupará, habida cuenta de que fueron elegidos para procurar lo mejor de la ciudad. Independientemente de que si llega el momento aciago de que no se le vea la viabilidad a todo o parte del proyecto, se lancen a la yugular del equipo de Gobierno actual.    

Además, ya se escucharon voces al anunciarse la modificación del proyecto preguntándose cómo las catas que se han hecho a la segunda no se hicieran al principio, sabiendo como sabe todo el mundo del urbanismo isleño que todo lo que está a cien metros del agua puede tener problemas de consolidación.    

La solución que los técnicos pongan sobre la mesa para que ese parque de 120.000 metros cuadrados se haga realidad tiene que llegar y llegar pronto, porque tampoco hay que olvidar que existen unos plazos que cumplir marcados a fecha de 31 de diciembre de 2023. O sea, menos de catorce meses.    

Todo apunta a que el Gobierno municipal -el que está o el que esté en el caso de que ocurra un cataclismo a los socialistas- tendrá que pedir una prórroga sobre el plazo establecido de finales de 2023. Algo que se antoja factible habida cuenta de la naturaleza de la tardanza. Y entonces se verá en qué queda todo.

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