Según fuentes policiales, en el piso de Valencia se ha intervenido gran cantidad de material empleado para elaborar las falsificaciones, entre el cual hay una carcasa de cajero automático manipulada en la que habían instalado un lector-grabador en la ranura de introducción de la tarjeta y una microcámara para grabar el código secreto.
La organización desarticulada estaba “perfectamente estructurada y jerarquizada”, al frente de la cual se hallaba un hombre de nacionalidad rumana responsable de gestionar las operaciones.