No es la primera vez que utilizo esta ventana para pronunciarme sobre el fatídico caso de Marta del Castillo, el cual, ha vuelto a hacerse latente en las noticias mas relevantes ya no solo de la actualidad social, sino de la jurídica.
Y es que tras casi catorce años después la (in)justicia sigue castigando de manera cruel a una familia que tan solo busca unos restos que poder dar sepultura y, por fin, descansar, tanto ellos como Marta.
El pasado 26 de octubre, la Audiencia Provincial de Sevilla decretaba el archivo de la pieza judicial separada destinada a llevar a cabo cuantas investigaciones fuesen necesarias para encontrar el cuerpo de la joven, al apreciar la Sección Tercera, que debe darse por precluido el plazo de investigación, declarándose de ese modo concluida la fase de instrucción, sosteniendo la misma que la investigación se ha dilatado durante 12 años, 11 meses y 7 días sin que se haya podido averiguar el paradero de los restos mortales de Marta y amparándose en el artículo 324 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el cual establece los plazos en los que han de desarrollarse las investigaciones.
Pero, cabe analizar el precepto en el que se ha refugiado el tribunal para dictar dicha resolución, ya que el mismo precepto va destinado a establecer que la instrucción concluirá una vez que se ha visto cumplida su finalidad, que no es otra en este caso que, la aparición del cuerpo de Marta.
Y cabría preguntarse… ¿Por qué no se ha acordado de oficio la prórroga del periodo de Instrucción? ¿Dónde queda la moralidad, que a su misma vez es fuente de nuestro ordenamiento jurídico?
Pues no se ha acordado porque los jueces dictan y mandan y porque, este procedimiento, parece ser una molestia para todos aquellos a los que les toca poner el cascabel al gato, optando por dejar a éste sin collar y a una familia entera sin esperanzas…
Pero cabe recordar que Marta perdió la vida en la ciudad donde habita la Esperanza, esa misma que parece llevar en volandas a unos padres que jamás perderán la de encontrar los restos mortales de su hija.
Por lo que tras este nuevo revés, son dos las vías que se abren, o quedan, para que siga brillando el verde del río en el que tanto se buscó.
La primera de ellas es la presentación de un incidente de nulidad ante la Audiencia Provincial frente a al archivo de la instrucción y si éste se inadmitiera, cabría la presentación de una demanda de amparo de acuerdo con el articulo 163 de la Constitución Española, con el fin de que sea el Tribunal Constitucional quien mantenga viva la esperanza de Marta, de su familia y la de todos nosotros.
