Las investigaciones científicas promovidas en torno a los restos óseos de una niña de unos cinco años de edad localizados en 2021 dentro de un sarcófago en la Capilla del Palacio Gótico de los Reales Alcázares de Sevilla, promovido por el rey Alfonso X El Sabio (1252-1284) sobre el antiguo recinto almohade, apuntan a que esta persona habría vivido entre finales del siglo XIX y principios del XX, falleciendo víctima de una enfermedad vascular "muy rara".
Así lo ha anunciado este jueves Miguel Ángel Tabales, arqueólogo director del Real Alcázar, en una comparecencia ante medios de comunicación, en la que ha detallado los pormenores de los resultados de los estudios acometidos sobre dicho hallazgo.
En concreto, fue la primavera de 2021 cuando unas catas arqueológicas preventivas acometidas en la Capilla del Palacio Gótico del Real Alcázar, construido por canteros de Burgos a instancias de Alfonso X sobre el antiguo recinto almohade, de cara a la restauración de sus azulejos cerámicos; derivaron en el descubrimiento de unos restos funerarios bajo la solería del altar mayor de la Virgen de la Antigua.
Enterramiento individual infantil
Se trataba de un pequeño sarcófago de plomo que, a su vez, contenía un féretro de madera con los restos óseos de una niña de unos cinco años de edad, según los primeros análisis 'in situ' realizados por el equipo de arqueólogos y conservadores del Real Alcázar, dirigido por Miguel Ángel Tabales y el antropólogo Juan Manuel Guijo.
Los restos óseos presentaban un relativo buen estado de conservación, pues incluso el cráneo conserva pelo de la menor. El cadáver cuenta además con restos de la vestimenta con la que fue inhumado, como telas, zapatos, cuero y botones de nácar. Y por su posición, las manos las habría tenido cruzadas sobre el pecho.
Tras el descubrimiento, se informaba de que las primeras hipótesis apuntaban a que los citados restos óseos pertenecerían a una figura infantil de la Baja Edad Media, siendo aprobado ese mismo año 2021 por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Sevilla, adscrita a la Consejería de Cultura, un informe preliminar para realizar una intervención arqueológica en el Palacio Gótico del Real Alcázar, para investigar otros enterramientos y fosas adicionales al mencionado sarcófago.
La nueva actuación planteada, así, estaba destinada a aprovechar la renovación del suelo de la Capilla del Palacio Gótico, para excavar con metodología arqueológica y antropológica las cistas detectadas y analizar los posibles enterramientos y realizar un análisis con georadar que permitiese detectar la presencia de fosas de enterramiento en los niveles inmediatamente inferiores al pavimento, a la vez que se confirmase o descartase la presencia de un espacio de cripta bajo la nave.
El proyecto, además, incluía pruebas analíticas sobre el enterramiento infantil individual ya descubierto, para el estudio exhaustivo del enterramiento con una datación radiocarbónica, un análisis antropológico (paleodieta, reconstrucción facial, entre otros) y un estudios de sus materiales asociados, como textiles, cuero y botones, fundamentalmente.
Fruto de tales estudios, según Miguel Ángel Tabales, ha sido resuelto que el cadáver corresponde a una niña de unos "cuatro o cinco años" de edad, que habría vivido finalmente entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, falleciendo de "una enfermedad vascular muy rara en la literatura médica". El lugar del enterramiento, obviamente, refleja que se trataba de una niña de una familia de alta alcurnia, con indicios de que fue inhumada de "forma semi oculta y con mucho respeto".
Eso sí, no ha sido posible determinar la posible identidad de esta persona, toda vez que según Tabales, el Patronato del Alcázar abordará próximamente proponer a la Consejería de Cultura, competente en materia de protección arqueológica, restituir los restos óseos al mismo enclave del Alcázar en el que fueron descubiertos y tapar la tumba, "por respeto".