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Nile Rodgers y el funky: cuando la historia se empeña en hacerte eterno

Medio siglo haciendo bailar a medio mundo a ritmo de funky. Las cartas credenciales del neoyorquino Nile Rodgers están claras y las pone sobre la mesa

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Nile Rodgers en Icónica Fest.

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Nile Rodgers en Icónica Fest.

Nile Rodgers en Icónica Fest.

Nile Rodgers en Icónica Fest.

Medio siglo haciendo bailar a medio mundo a ritmo de funky. Las cartas credenciales del neoyorquino Nile Rodgers están claras y las pone sobre la mesa sin dejarse nada en la manga, y este miércoles ha jugado una nueva mano de esa partida en el escenario del Icónica Sevilla Fest, con sus inseparables Chic.

Sería muy largo enumerar todos los premios que este mítico grupo ha conseguido a lo largo de su historia, de modo que mejor centrarse en que, a sus 70 años, el espectáculo de Niles Rodgers & Chic es todo un homenaje a la música negra, la que sale del corazón de voces como la de Kimberly Davis, que, con permiso del jefe de la banda, es un portento de todo lo que unas notas musicales pueden generar en la garganta de una mujer.

Y en mitad de la Plaza de España sevillana se ha montado el escenario de la legendaria discoteca Studio 54, y ahí ha aparecido Rodgers, con una guitarra en mano desgastada por años y años de acordes y algún desacuerdo, y lanzando al público su primera proclama: “¿Estáis preparados? Quiero oírlo una vez más, ¿Estáis preparados?”, y ha soltado ‘Le Freak’ para que la plaza empezase a bailar.

Lo de esta banda es para pararse a escucharla con calma. Suenan como un LP de la época, en la que “producíamos canciones para Diana Ross, David Bowie, Durán Durán…, todos los mejores”. Nile Rodgers lo recuerda de vez en cuando, por si a alguien se le olvida que sin él y su compañero Bernard Edwards, que desde 1996 sigue sus conciertos desde la Studio 54 del más allá, la música negra nunca hubiese sido la misma.

‘Everybody Dance’, ‘Dance, Dance, Dance’ y ‘I Want Your Love’ enlazadas, una detrás de otra, y la gente ya no sabe si está en un festival de música en Sevilla o en un garito de Brooklyn escuchando a una incipiente cantante llamada Diana Ernestine, que la vida consagraría como Diana Ross.

Y es que acudir a ver a Nile Rodgers & Chic es prepararse para escuchar versiones de canciones que no son versiones, porque cuando un productor pone el alma en un tema se convierte en algo suyo aunque otra persona lo haga famoso, así que si el neoyorquino anuncia a Madonna, solo hay que cerrar los ojos y disfrutar de ‘Like A Virgin’ y ‘Material Girl’, y si suena ‘Notorius’ es lo de menos que no esté a su lado Simón Le Bon con Durán Durán a los mandos.

Decir que Nile Rodgers es todo un icono de la música es quedarse corto. Productor, compositor, arreglista y guitarrista, tiene en su haber profesional haber creado algunos de los hits más importantes y reconocidos en la historia de la música moderna, tanto para él mismo como para otros artistas, pero puede que no supiese cuando Chic nació en 1976 que había cambiado para siempre el concepto de música disco.

Todos sus temas han entrado en la lista Billboard Hot 100, la más importante de Estados Unidos, y algunos han estado en el número 1, pero todos los que hoy han salido de los instrumentos de su banda han sido coreados en Sevilla por igual, algo solo reservado a unos pocos.

Ver la reacción de gente de poco más de 20 años, cuyos padres aún eran escolares cuando John Travolta salía de fiesta un Sábado Noche, ha sido toda una experiencia en la tórrida noche sevillana al sonar canciones como ‘Thinking Of You’, enlazada con ‘My Feet Keep Dancing’, adornadas en el escenario con una sucesión de fotos de algunos de los centenares de artistas que le han dado fama a las ideas musicales de Rodgers.

Y así transcurrió una noche de discoteca neoyorquina junto al Guadalquivir, rematada con ‘Good Times’, que desde 1978 cantan Chic recordando en su letra que el tiempo avanza y el reloj sigue girando, como aquellas bolas de discoteca eternas que hoy son carne de anticuario o de salón de piso de soltero de nostálgico, y que un festival quiso que, al menos una vez, estuviesen colgadas en mitad de la Plaza de España más icónica del mundo musical.

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