En una multitudinaria rueda de prensa en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), seis de los disidentes excarcelados han asegurado que nunca pedirán autorización para volver a su país y han exigido la puesta en libertad de los presos que no quieren salir de Cuba para probar la voluntad de cambio del Gobierno de La Habana.
“Si tenemos que pedir un permiso para regresar a la patria, es que no somos libres, no somos inmigrantes, sino que somos refugiados. Sigo siendo un perseguido político”, ha confesado Julio César Gálvez.
Acompañados de sus ‘damas de blanco’ -sus esposas-, Gálvez ha comparecido ante los medios junto a Omar Rodríguez, Normando Hernández, Ricardo González, José Luis García Paneque y Léster González, todos periodistas, en un acto organizado por Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Durante más de una hora, han relatado sus experiencias entre rejas y la situación en la que están en España, adonde está previsto que llegue al menos una veintena de los 52 presos que se van a liberar.
Además de expresar su incertidumbre por el estatus de acogida que van a tener -inmigrante o refugiado político- todos han expresado que no habrá habido ningún cambio mientras que los reclusos que se han negado a venir a España sigan en prisión.
“Nuestra principal lucha es ésa, que el que se quiera quedar en Cuba sea libre”, ha remarcado Gálvez, que al igual que su compañero, fue condenado a 20 años de cárcel tras ser detenido dentro del llamado “Grupo de los 75” en 2003.
Para Ricardo González, si la voluntad del régimen castrista es liberar a todos, “¿a qué esperamos?”. “¿O es que quieren tener a los que han optado por quedarse en Cuba como rehenes y tarjetas de cambio?”, ha proseguido.
El médico García Paneque ha recordado que la condena “no ha sido amnistiada, ni anulada, y sigue vigente” en todos los casos, por lo que ha inferido que la amenaza de volver a prisión está viva.
Omar Rodríguez, encarcelado por sacar fotos de lugares de La Habana, ha contradicho al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien dijo en el Congreso esta semana que los presos llegados a España “eran libres y no deportados”.
“Sí ha sido una deportación. No tenemos por qué pedir permiso para volver a la patria”, le ha respondido con firmeza.
Los disidentes han mostrado sus dudas sobre si aceptar la condición de inmigrante que les ha ofrecido el Gobierno español, que les concedería un permiso de trabajo y residencia, o pedir asilo político, lo que les cerraría las puertas a regresar a Cuba.
La primera opción implicaría ser repartidos en centros de acogida de ciudades como Málaga, como el caso de Ricardo González, o de Cullera (Valencia), destino asignado a Normando Hernández.
Gálvez se ha inclinado por seguir por ahora todos juntos en Madrid para estar lo más unidos posible, aunque ha respetado la decisión que adopte cada uno de los presos, que están alojados temporalmente por Cruz Roja en un hostal situado en un polígono del madrileño barrio de Vallecas.
“No soy dueño de mí, ni en Madrid, ni en España. No depende de mi decisión, de mi opinión, de lo que quisiera o no quisiera. Me lo imponen”, ha resumido.
La puesta en libertad de presos y el envío de algunos a España es, según González, un “anzuelo” y una “máscara” para que la UE suavice su política hacia la isla.
A su juicio, son pasos positivos, pero insuficientes, por lo que Europa debería exigir más avances democráticos en Cuba para facilitar el diálogo.