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La veteranía, más que un grado para el cruce a nado del Estrecho de Gibraltar

Esta temporada registra el cruce de dos nadadores de 77 años, mientras Antonio Gil, de 60, lo hace por duodécima vez, a una del récord de cruces

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Farré y Gil, 3º y 4º desde la izquierda.

Txaro Tomesana.

Antonio Gil, tras su primer cruce.

Mercedes Gleitze.

La experiencia es un grado. Y si se trata de un desafío deportivo de la magnitud del cruce a nado del Estrecho de Gibraltar, más. Este final de verano ha quedado demostrado con dos gestas llevadas a cabo el mismo día. Fue el sábado día 16 de septiembre, cuando el catalán Josep Farré Ganduxe se convirtió en la persona más longeva en completar la travesía, a sus 77 años, mientras que el tarifeño Antonio Jesús Gil Bravo, que también formaba parte del cuarteto que realizó el cruce, completó así por duodécima vez ese recorrido

Farré es una leyenda de la natación máster. Aquel sábado completó la travesía desde la isla de Tarifa hasta Punta Cires (Marruecos), en cinco horas y un minuto. Este mismo verano se había proclamado campeón del mundo en su categoría en la distancia de tres kilómetros, una medalla de oro lograda en el Mundial de Fukuoka (Japón).

Casi dos meses antes esa plusmarca de longevidad la estableció la nadadora guipuzcoana Txaro Tomesana, también de 77 años, otra de las veteranas que ha hecho historia en aguas del Estrecho. María Rosario Tomesana Alzuri completó su cruce el pasado 18 de julio con una marca de 6 y horas y 23 minutos, terminando su recorrido en Dalia (Marruecos). Desde la propia Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar, la ACNEG, la entidad que homologa y valida los cruces, expresaron su “total admiración y respeto” a la nadadora “que ha demostrado que nunca es tarde para conseguir un sueño”.


Para la deportista vasca fue su primera experiencia en el Estrecho. Farré, por su parte, superó el récord de longevidad en su tercer cruce. La primera vez que lo logró fue el 7 de agosto de 2007, con 61 años, en 4 horas y 43 minutos. Repitió el 15 de junio de 2017, 71 años. En ambas ocasiones lo hizo con más nadadores, entre ellos su compañero catalán Jordi Juliá, quien también estuvo con él el pasado sábado en el agua, al igual que el tarifeño Antonio Gil, que tiene su propia leyenda en el Estrecho a pesar de que la primera vez junto Farré tuvo que abandonar.

Gil completó el día 16 la travesía por duodécima vez. Está a una de igualar el récord de completar el cruce el mayor número de veces, uno de sus objetivos. El de la plusmarca de edad es otro, pero Farré no lo pone fácil, tal y como comenta, bromeando, sobre el asunto: “El otro día -por el sábado- le dije que no bajase más, que cada vez me lo pone más difícil”, indica a dos meses de cumplir los 61 años.

Para el tarifeño, que en estos años ha forjado una amistad con los dos nadadores catalanes con los que ha cruzado tres veces el Estrecho, esa no será la última vez para el veterano campeón mundial: “Yo creo que todavía le queda alguno más. A los ochenta años creo que bajará para celebrarlo. Es una persona viva, que se siente bien, tiene buen ritmo. Tiene algunos dolores en el hombro izquierdo que supongo que irán a más e irá algo más lento. Pero creo que volverá”.

Antonio Gil también ha brillado en su carrera como veterano después de sumergirse de lleno en la natación. “Después de mi primer cruce, el 13 de septiembre de 2001, empecé a competir en la sección máster del Club Natación Tarifa y gané el Campeonato de Andalucía de todas las distancias en estilo libre. De más joven corría carreras populares, maratones, etc.”, narra el ahora exitoso nadador en aguas abiertas.

En cuanto a su propio desafío, sólo un nadador, el madrileño Chema López, que suma trece cruces, le supera en ese aspecto. A sus 56 años, el verano de 2022 completó ese décimo tercer éxito en la travesía. Antonio Gil se ha fijado una de sus metas en superar esa marca. “Ya que uno es de Tarifa y vive aquí... Tengo la oportunidad de hacerlo y la asociación me deja intentarlo. Prefiero que el récord de cruces lo tenga alguien de Tarifa o del Campo de Gibraltar, por lo menos”, comenta entre risas.

“El año que viene intentaré un par de ellos. Ya ha habido varias veces que he hecho dos o tres”, explica. De hecho, en 2007 lo logró en tres ocasiones. La primera vez, sin neopreno, lo consiguió el 13 de septiembre de 2001 (en 4:12). Sus siguientes cuatro cruces fueron empleando el traje de neopreno, el 8 de agosto de 2006 (6:33), el el 4 de julio (2:38), el 2 de agosto (2:56) y el 10 de septiembre (4:40) de 2017. La sexta ocasión lo hizo sin neopreno el 11 de agosto de 2008 (3:40). En 2009 hizo doblete, con neopreno el 11 de julio (3:07) y sin traje el 1 de octubre (4:24). Su última travesía sin neopreno fue el 16 de agosto de 2012 (4:16), a la que siguieron dos en 2017, el 15 de junio (3:38) y el 10 de julio (4:24), las últimas hasta la del pasado sábado.

“Además del aspecto físico es muy importante la preparación mental, diría que en un sesenta por ciento. Es muy duro, tienes mucho tiempo para pensar. Vas dando muchísimas brazadas y parece que no te mueves del sitio”, destaca Gil. En cuanto al uso de traje de neopreno, explica que sin él “voy más cómodo, pero se nota la diferencia en la temperatura. Salvo mi primer cruce, todos los demás han sido acompañando a otros nadadores. A veces es gente que va a un ritmo más lento que el mío y si voy sin neopreno paso mucho frío y es muy complicado”.

Su enorme experiencia le ha llevado a convertirse, de forma involuntaria, en asesor de los nadadores de todo el mundo que acuden a Tarifa a afrontar este desafío. “Trabajo en la recepción de un hotel. A veces viene a buscarme gente que viene a intentar el cruce para pedir que les aconseje. Algunos incluso los tengo como clientes en el hotel”.

“El consejo que siempre doy es que no piensen más que en el día que les toque nadar y que lo hagan como lo hacen siempre, sin cambiar de ritmo ni de avituallamiento ni nada”, comenta. En su caso, indica, “yo suelo tomar bebidas isotónicas, plátano y una mezcla de dátiles, miel y nueces que, aunque es más pegajoso, se digiere muy bien. El entrenamiento ya está hecho, hay que evitar ponerse nervioso”, subraya Antonio Gil, una leyenda de los cruces a nado del Estrecho.

95º aniversario del primer cruce

Precisamente este 2023 se han cumplido 95 años desde el primer cruce a nado del Estrecho del que hay registro. Los primeros intentos datan del año 1927, cuando las nadadoras británicas Mercedes Gleitze y Miss Hudson intentaron cruzarlo desde Tánger hacia Gibraltar. No consiguieron su objetivo, puesto que la ruta que seleccionaron no era la más adecuada.

Un año después, Mercedes Gleitze lo volvió a intentar desde Tarifa, llegando a la costa de Marruecos tras un maratoniano cruce de 12 horas 50 minutos. Fue el 5 de abril de 1928. Pasaron veinte años hasta que alguien volvió a completar la gesta.

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