Mientras gran parte de España enfrenta sequías y escasez de lluvias, la Sierra de Grazalema, ubicada en la provincia de Cádiz, se destaca como un verdadero oasis lluvioso.
Tal y como recoge El Tiempo.es, esta región montañosa se posiciona como el punto más lluvioso de todo el país, desafiando las tendencias climáticas dominantes.
Con una media anual de alrededor de 2.100 mm de lluvia, la Sierra de Grazalema ha llegado a registrar cifras excepcionales, superando los 4.000 mm en algunos años.
¿POR QUÉ LLUEVE ZANTO EN GRAZALEMA?
Este fenómeno climático se debe, en gran medida, a la orientación de la sierra, que favorece la captación de vientos húmedos provenientes del Atlántico. Cuando estos vientos chocan con el relieve montañoso, desencadenan abundantes precipitaciones, convirtiendo a esta región en un enclave único en cuanto a la pluviosidad se refiere.
La explicación científica detrás de la elevada pluviosidad en la Sierra de Grazalema radica en la llamada "lluvia orográfica" o “efecto Föhn”. Este fenómeno ocurre cuando los vientos cargados de humedad del océano Atlántico se ven forzados a ascender al encontrarse con una barrera de montañas, en este caso, la Sierra de Grazalema. A medida que el aire húmedo se eleva, se enfría, condensando el vapor de agua y generando precipitaciones significativas. Este proceso se intensifica en las laderas orientadas al viento, como las que se encuentran en la vertiente oeste de la sierra.
OTRAS ZONAS LLUVIOSAS DEL PAÍS
Otras áreas notables por sus altos niveles de lluvia en España incluyen la sierra de O Candán, en Pontevedra, y la sierra de Gredos, en el Sistema Central. Ambas regiones han registrado también más de 4.000 mm de lluvia en un año, destacando la diversidad climática del país. La sierra de Gredos, en particular, se beneficia al retener las masas de aire húmedo procedentes del oeste y suroeste, lo que contribuye a sus elevadas precipitaciones1.
Dentro del contexto urbano, las ciudades más lluviosas son Vigo y San Sebastián, con medias anuales de 1.791 mm y 1.651 mm respectivamente. Estas cifras posicionan a estas ciudades como verdaderos epicentros de lluvia, contrastando con la imagen más árida que se tiene comúnmente de España.
