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Huelva

Un Lunes Santo con sabor a barrio y por fin con pasos en la calle

Huelva ha tenido que esperar al Lunes Santo para ver a las hermandades en la calle, desde La Orden, La Hispanidad, El Polvorín y la última desde pleno centro

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Con extrema prudencia. Así es como empezaba el Lunes Santo en Huelva, con las dos primeras hermandades que tenían que salir a la calle pidiendo la pertinente hora de moratoria para tomar la decisión final en base a los últimos partes meteorológicos. Y el cielo se apiadó de Huelva e, incluso por momentos, lució su mejor azul con un sol brillante, permitiendo a la ciudad disfrutar de la Semana Santa e inaugurar la Carrera Oficial.

Una tregua que, sin embargo, no impidió que las tres hermandades de barrio cambiaran sus planes de vuelta para que las lluvias esperadas a media noche no estropearan un Lunes Santo para el recuerdo. Porque, con permiso de Calvario, el Lunes Santo tiene sabor a barrio, desde La Orden al Polvorín, pasando por la Hispanidad.

El Perdón

Y era en La Orden donde empezaba el Lunes Santo, con una hermandad, la del Perdón, a la que le tocaría el inmenso honor de inaugurar la Carrera Oficial tras un Domingo de Ramos en blanco.

Era su hermano mayor, José Félix Sequera, el encargado de anunciar la hora de moratoria en el interior del templo de La Orden, la Parroquia Santa Teresa de Jesús, apenas diez minutos antes de que tuvieran que iniciar su salida, prevista para las 15.00 horas.

Y pasadas las 15.30 horas anunciaba que a las 15.45 horas saldrían a la calle. Aplausos en el interior tras el anuncio, emotivas primeras levantás en el templo y al final, a las 15.53 horas, el Cristo del Perdón inauguraba la Semana Santa de Huelva en la calle con el primer paso dispuesto a pasearse por Huelva. Al son del himno de Andalucía, como es tradición en la Hermandad del Perdón. Y apenas diez minutos después, hacia lo propio Nuestra Señora de Los Dolores.

El Cautivo

La segunda del Lunes Santo, la Hermandad del Cautivo, también se sumaba a la hora de moratoria pedida por El Perdón. Tenía prevista su salida a las 15.30 horas desde la Capilla de Jesús Calvario, en La Hispanidad, y también apeló a la prudencia antes de tomar la última decisión.

Finalmente, las puertas del templo se abrían a las 16.10 horas para que la Cruz de Guía pisara la calle. A las 16.24 horas la Hispanidad se fundía en un aplauso, el señor del Cautivo asomaba por la puerta de su capilla, y lo hacía al son del Himno Real y con unos tímidos rayos de sol que asomaban en el cielo.

Ya solo quedaba que María Santísima de la Misericordia saliera. A las 16.43 horas sonaba el llamador: “Ya salió el azul de mi Huelva en el cielo, ya a la Virgen le da el sol en la cara”. Levantá por todos los costaleros y los primeros varales asomaban ya por la calle.

Tres Caídas

Y cumpliendo con la hora prevista, la tercera del Lunes Santo, la populosa Tres Caídas desde el Polvorín iniciaba a las 16.45 horas su estación de penitencia. A esa hora se abrían las puertas del templo y la Cruz de Guía se asomaba a la calle.

Minutos antes, en el interior de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús se vivían las primeras levantás, una de ellas muy especial, dedicada a los hermanos del Domingo de Ramos.

Son las 16.55 horas. Vuelve a sonar el llamador del paso de Nuestro Padre Jesús de las Plenas: “Nos vamos a la calle”. Dos minutos después, el Polvorín rompe en aplausos, bajo un cielo despejado con un sol brillante.

Un Lunes Santo especial para la hermandad del Polvorín, que celebra el LXXV aniversario de la bendición de la Virgen del Amor, y precisamente su palio se reencontraba con su barrio en la calle a las 17.28 horas. “Ya estamos en la pelea”, decían los costaleros tras un esfuerzo, con el paso al suelo, para salvar la puerta de la parroquia.

El Calvario

Y la última de la jornada, la solemne Hermandad del Calvario, que remataba un Lunes Santo muy deseado ya echada la noche y desde el corazón de la ciudad.

Con puntualidad inglesa, a las 21.00 horas se abrían las puertas de la Capilla de Jesús del Calvario, silencio absoluto en un entorno abarrotado de personas.

El Señor del Calvario hacía acto de presencia y avanzaba, en silencio, mientras Nuestra Señora de Rocío y Esperanza, hacía lo propio minutos después.

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