Tanto Da Costa, que trabajaba como panguero en el barco, como otros dos marineros –el jefe de máquinas y el electricista–, que testificaron ayer en el juicio a los dos presuntos piratas en la Audiencia Nacional, han manifestado que cuando supieron que los dos acusados fueron apresados por la fragata Canarias temieron por sus vidas.
A este respecto, el jefe de máquinas del atunero, José Victor Bilbao Orozco, ha asegurado que cuando conocieron la detención pensaron “ya no salimos de aquí” y ha relatado que durante todo el secuestro les estuvieron amenazando con matarles si les pasaba algo.
Cuando vieron a los dos piratas irse del barco en un esquife, ha explicado Bilbao, el patrón Ricardo Blach (que ayer declaró en el juicio) dijo que quería llamar a su padre, “pero les engañó” y llamó a la Fragata Canarias que confirmó la detención diciendo “ha salido en prensa que están cogidos”.
Más tarde se enteraron que uno de los secuestradores “era hermano del más joven”, “Abdu Willy” y desde que los piratas supieron que había sido detenido les decían constantemente que “si ese muere, uno de nosotros moriríamos”.
Bilbao también ha contado que los secuestradores les dieron un ultimátum y les advirtieron de que “si el Gobierno español no lo tomaba con seriedad, porque estaban hartos de que les dieran largas,” tomarían “medidas drásticas”.
Fue en ese momento cuando optaron por llamar a sus mujeres para hacer presión, a pesar de que “Pepe” el intermediario del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) les pidió que aguantaran.
El día de la liberación, el 17 de noviembre de 2009, Bilbao ha contado que vio una avioneta blanca que arrojó al mar dos cápsulas y después pudo ver a los piratas repartirse dinero de una bolsa de supermercado, pero no ha podido confirmar si eran billetes de verdad “o del monopoly”.
El electricista, Antonio Pérez, ha reconocido a “Abdu Willy” como uno de los secuestradores y ha asegurado que “iba armado” y cuando los demás secuestradores supieron que habían detenido a dos de ellos “se pusieron los otros violentos. Nos amenazaban y hubo algún golpe”.
Pérez, que fue uno de los tres marineros a los que subieron a una barca para simular que les llevaba a tierra para ejecutarles y que realmente permanecieron encerrados en un camarote del barco nueve días, ha calificado de “guarros” a los piratas porque “destrozaban todo lo que estaba a su alcance”.
Da Costa por su parte ha reconocido al otro acusado, “Raageggesey Adji Haman”, y sobre el otro acusado ha dicho que no sabe si le vio “porque son todos iguales”.
El juicio a los dos presuntos piratas, que se enfrentan a una petición del fiscal de 220 años de cárcel, continuará el próximo lunes con la declaración testifical del capitán, Iker Galbarriatu y el resto de los marineros vascos y gallegos enrolados en el “Alakrana”.