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Cádiz

El cumpleaños de Teresa Ribera, Zapatero como talismán y el poder de la sonrisa

El PSOE da el pistoletazo de salida a las elecciones europeas en Cádiz crecidos por la victoria en Cataluña y agitando una vez más el miedo a las derechas

  • Acto público del PSOE en Cádiz con Ribera y Zapatero. -

Este domingo, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha cumplido años en Cádiz, donde ha protagonizado el acto público con el que el PSOE da el pistoletazo de salida hacia la campaña de las elecciones europeas del 9 de junio.

Ribera afeó luego, entre bromas, que no había tenido tarta. Tampoco tuvo chocolate con churros José Luis Rodríguez, “el talismán socialista” ante cualquier convocatoria electoral, según Juan Espadas, que ya estuvo en la capital gaditana el miércoles y ha repetido porque la ocasión lo merecía.

Pero la candidata del PSOE y el ex presidente tuvieron el cariño y la entrega de casi un millar de personas, entre cargos públicos, afiliados y simpatizantes, que se dieron cita ante el Monumento a Las Cortes con sus correspondientes banderas con las siglas (un montón), la bandera europea (algunas), de España (poquitas) y con los colores LGTBI (una media docena) convencidos de que habrá remontada en unas encuestas que, a día de hoy, sitúan ligeramente por encima al PP, tras la victoria en Cataluña.

Esta es una de los principales argumentos de la precampaña. Zapatero lo resumió en tres palabras: la apuesta de Pedro Sánchez ha ganado porque sirve para “unir y sentir”. Y esto exactamente lo mismo que propone el PSOE para Europa, “convivencia y paz”, frente al “localismo” y “el negacionismo” de los principios que gestaron la Unión Europea que plantean “las nuevas derechas”.

Ribera insistió reivindicando “el trabajo en común” que llevó a cabo Pedro Sánchez, cuando hizo una gira por las capitales europeas para recabar el apoyo de los estados miembros para que la UE librara fondos, los Next Generation, para hacer frente a la pandemia, mientras el PP iba “ñiñiñiñiñi (sic)” tratando de que no saliera adelante la iniciativa.

Zapatero aportó también algunas otras pinceladas para dibujar a una derecha y una extrema derecha… siniestra. Ironizó con la foto de Javier Milei y los empresarios, preguntándose dónde estaban las mujeres entre los poderosos. Y le dio de lo lindo a Alberto Núñez Feijóo, al asegurar que el PP lo habría llevado bajo palio hasta Roma si hubiera conseguido el mismo número de escaños que Salvador Illa, y animándole a sonreír más.

También lamentó que Vox (aunque realmente ninguno de los intervinientes del PSOE pronunció abiertamente el nombre del partido de Santiago Abascal) y el PP tiñan sus discursos de “ira, descalificaciones y hasta insultos personales”, pero no se ahorró calificativos para caricaturizar a los adversarios. Los llamó preilustrados (en un guiño al constitucionalismo de 1812 que podría traducirse por iliberales), les acusó de cuestionar los “valores esenciales de la democracia” y los tachó “terraplanistas de los derechos humanos”.

Eso sí, lo dijo sonriendo, enarcando todavía más las cejas, para disipar cualquier rastro de ira, descalificación o insulto personal, cabe suponer.

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