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Lorca continúa apuntalada dos semanas después de los terremotos

Dos semanas después de los terremotos que devastaron Lorca el 11 de mayo la ciudad sigue apuntalada, en el sentido más literal de la expresión.

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Dos semanas después de los terremotos que devastaron Lorca el 11 de mayo la ciudad sigue apuntalada, en el sentido más literal de la expresión, con miles de postes y soportes que sujetan edificios con problemas estructurales y que suponen una amenaza permanente para viandantes, vecinos y operarios.

Equipos de técnicos expertos en estructuras han revisado más de 7.100 edificios, el 82 por ciento de los cuales son habitables, el 15 por ciento presentan código amarillo de precaución y el tres por ciento siguen en código rojo con graves problemas de estabilidad y al borde del colapso estructural.

El Ayuntamiento ha ordenado nuevas demoliciones en la “zona cero” de la catástrofe, el barrio de La Viña, donde en las próximas horas comenzará el derribo de siete edificios, que se sumarán a los tres demolidos en la zona y a uno que se desplomó en el momento de producirse los terremotos.

La ciudad amanece con un nuevo paisaje plagado de grúas que desprenden elementos de fachadas con peligro de caer a la vía pública, camiones de mudanzas con brazos articulados que sacan muebles por las ventanas y contenedores llenos de escombros mezclados con ropa y enseres rotos.

Circular en coche por la ciudad es un reto, ya que muchas calles están cortadas y otras acordonadas. Aunque el servicio de la ORA está suspendido, resulta difícil aparcar y las decenas de autobuses escolares con estudiantes desplazados a otros centros y en otros horarios aumentan los atascos y la densidad del tráfico.

Las oficinas habilitadas para tramitar las solicitudes de ayuda presentan largas colas a las puertas desde primera hora de la mañana, como también los bancos, los supermercados y las inmobiliarias.

Iconos de la ciudad que parecían haber resultado indemnes de los seísmos han comenzado a agrietarse y mostrar sus daños, como la plaza de toros.

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