El cadáver de la tortuga boba ha sido analizado en el Centro de Gestión del Medio Marino de la Consejería de Medio Ambiente en Algeciras. Los veterinarios encargados de practicar dicha prueba han concluido que la tortuga murió, con toda probabilidad, tras impactar contra la hélice de un barco, como muestran dos cortes profundos en su caparazón. Uno de estos cortes fue los suficientemente grave como para causarle la muerte. El animal, que presentaba un estado de putrefacción avanzado, no tenía restos del vertido en la tráquea.
Asimismo, la necropsia practicada a los dos buitres leonados (llevada a cabo en el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de El Puerto de Santa María) ha determinado que ambos ejemplares presentaban un grado muy avanzado de descomposición por lo que su muerte se produjo al menos hace 5 días. La ausencia de material del vertido en la tráquea, esófago y buche determina que los animales entraron en contacto con la sustancia oleosa una vez que estaban muertos, por lo que no pudieron aspirarla ni tragarla. Todo apunta a que los animales cayeron al agua, bien por el temporal de levante o bien porque estaban agotados y desnutridos y que una vez que se mojaron las alas no pudieron remontar el vuelo y murieron ahogados.
Inspección litoral
Por otra parte, los técnicos de la UVAM de la Consejería de Medio Ambiente continúan realizando una inspección minuciosa de todo el litoral del Campo de Gibraltar. De este modo, han revisado varios tramos de costa considerando la posibilidad de que el viento hubiese provocado el arrastre del vertido hacia otras zonas, extremo que ha quedado descartado. Los técnicos de la Consejería han revisado el Río Palmones (Los Barrios-Algeciras) y Guadarranque (Los Barrios-San Roque) y las playas de Palmones (Los Barrios), Guadarranque (San Roque), La Colonia (San Roque), Puente Mayorga (San Roque), Campamento (San Roque) y Poniente (La Línea) sin que ninguno de estos emplazamientos se haya visto afectado por el vertido.
En la zona final de la ensenada de Getares hasta el faro de Punta Carnero (unos 2,3 kilómetros aproximadamente) existen algunas rocas impregnadas por manchas oleosas. Se trata de una zona de accesos muy complicados formado por acantilados, plataformas de abrasión, estructuras verticales, rocas y piedras de tamaño variable que dificultan hasta el extremo las labores de limpieza.
La delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López, ha destacado “la profesionalidad y la eficacia de todos los técnicos que han participado y siguen trabajando en limpiar el vertido y controlar su impacto ambiental en el Parque Natural del Estrecho”. López ha explicado que “hasta el momento se han recogido un total de 85,2 toneladas de residuos oleosos mezclados con arena”.