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Al compás de Huelva

Al cole, al cole, pero... ¡ya!

Al grano pues y recordemos a quienes confunden en esta puñetera Huelva de mis amores el Odiel con el Tinto o el Tinto con el Odiel

Publicado: 29/12/2024 ·
17:04
· Actualizado: 29/12/2024 · 17:04
  • El mal llamado Muelle del Tinto. -
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

Al compás de Huelva

Plasma la historia reciente de Huelva y toma el pulso de la actualidad onubense, además de ser un altavoz de las necesidades de la capital y la provincia

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Sí, aunque parezca mentira incluso a escala oficial todavía no me he encontrado con una reacción más que oportuna, valiente, sobre el conocimiento que se tiene del río que tenemos delante de nuestras mismas narices y, todavía más peor, un elemento de los trabajos portuarios que desde niños nos enseñaron, debíamos, nos gustase o no nos gustase, a la presencia de los ingleses no ya en la capital, sino también en la Cuenca Minera de Riotinto, y que todo ello, en definitiva, era la infraestructura necesaria para rentabilizar la riqueza que en mineral todavía existe en la zona del Andévalo y algo así, las minas, a unos ochenta kilómetros desde donde en trenes casi en miniatura nos traían el mineral que -ahí esta el quid de la cuestión- los listorros de los ingleses  convertían  en un metal llamado cobre, todo un referente cada vez más en auge, todo ello a tiro cuando se hicieron cargo de las minas de Rio Tinto por una absurda venta, fruto de la debilidad entonces de la España de nuestros antepasados, e hicieron su agosto.

La verdad es que me gustaría conocer el nivel de conocimiento incluso en las escuelas de Primaria acerca de un contexto que parte del proyecto de los ingleses para la explotación que acababan de adquirir de los yacimientos piríticos. La ‘Río Tinto Company Ltd’ tiende una línea férrea que une las minas de Rio Tinto -vayan cogiendo papel y lápiz o bolígrafo- con un cargadero de mineral, también expresamente construido, en el Puerto de Huelva.  Ambas realizaciones -sigo leyendo en el libro ‘Clásicos de la Arqueología de Huelva’, gentilmente cedido por la Biblioteca de la Diputación Provincial- constituyen una muestra muy relevante del desarrollo socioeconómico que se inicia en una buena parte de la provincia de Huelva a mediados del siglo XIX, consecuencia de la implantación de compañías de capital extranjero que se asientan en la zona para explotar su riqueza minera …

Sí, pero antes de continuar mi apretado relato, que no tiene nada de ciencia ficción y sí tiene su contrapunto contradictorio cuando nos encontramos que ese muelle tan controvertido y malentendido está a pocos metros, irónicamente escribiendo, de factorías que ahora mismo deberían estar funcionando en la Cuenca Minera, pero ¡ojo! que acertadamente o por otros conceptos entraron en el paquete de factorías instaladas en  la zona, casi lindando con ese Ensanche Sur donde pronto veremos nuevas construcciones de la Huelva moderna, una proximidad que a partir de los años 60 nos hizo sufrir más de lo permitido, pero por aquello de pelillos a la mar, resulta que ejemplarmente hablando o escribiendo, el Puerto de Huelva sí dio el ejemplo y trasladó sus instalaciones al otro lado de la Ría, ahí donde a lo mejor, aunque se perjudicase a otro sin comerlo ni beberlo, pero como algo más lógico que como una barriada de la capital, ¿no?

Al grano pues y recordemos a quienes confunden en esta puñetera Huelva de mis amores el Odiel con el Tinto o el Tinto con el Odiel, y se emperran -rarísima es la vez que oigo o leo que estamos ante el muelle del Odiel, bueno, casi nunca, y sí eso tan manido y falto de garantía geográfica como Muelle del Tinto-. Todavía no me he topado a nadie a niveles oficiales que dé el puñetazo sobre la mesa o el atril, y, por ejemplo, empiece diciendo: “En el mes de marzo de 1878 entró en servicio el Muelle Cargadero de Mineral de la Río Tinto Company Ltd., lo que constituyó la culminación del sistema de transporte combinado que había concebido la compañía que acababa de comprar las Minas de Riotinto al Estado Español y que estaba compuesto por este muelle y la línea férrea que lo conectaba con la explotación minera. Sí, la lógica es la lógica, pero aquí, en Huelva somos a veces demasiado críticos, pero solemos confundirnos demasiado al poner  correctamente las íes sobre las palabras, lo mismo que a niveles administrativos incluso -entiéndase Ayuntamiento y Aguas de Huelva, donde por estricta proximidad, en una edificación de bombeo bajo el muelle, lo de Tinto es algo más que un error, le importe lo que le importe al resto de la ciudadanía, que de esta forma seguirá cayendo en el mismo error y confundiendo a las nuevas generaciones-.

Sí, de ahí que  continúe con lo que podríamos llamar sugerencia o propuesta mediante una campaña informativa en el entorno del propio cargadero y haciendo extensiva la idea al ámbito escolar mediante una publicación que podría patrocinar la empresa que ahora mismo y en la misma zona es el santo y seña de ese mineral, que empezó llegando a Huelva, por vía férrea y salía en busca de mercados, algo que ahora se hace sin demasiados rodeos, ¿no? La historia sigue ahí, y desde 1975 a 1980 el cargadero quedó totalmente abandonado y a punto de desaparecer (¿). A partir de 1980 todo cambió y ahí quedó el muelle partido en dos tramos, una incongruencia de la época que el Puerto de Huelva tiene en marcha retornarlo a su estado original y de ahí mi modesta sugerencia de situar una vieja locomotora y vagoneta de las que puedan existir en el lugar donde empezó la historia. Eso.

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