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España

El falso chantaje nacionalista

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Uno de los argumentos más socorridos de los analistas de un amplio sector de la derecha política y mediática española –a veces incluso de la izquierda-– consiste en calificar de chantajistas a los partidos nacionalistas periféricos, especialmente a los que pactan la gobernabilidad de España, con el argumento de que este tipo de grupos se aprovechan del sistema electoral, hasta ejercer una capacidad de presión desproporcionada en función de su número de votos. Pues bien, algunos de ellos van a tener que tomar tila cuando se enteren del contenido de una ponencia sobre la ley electoral vigente, elaborada por el profesor Agustí Bosch, de la Universitat Autònoma de Barcelona y apenas difundida desde Madrid.

Resulta que la elección de los partidos nacionalistas como chivos expiatorios de la política española, donde se les atribuye a veces un chantaje al Estado, no pasa de ser una maniobra de distracción, ya que, como observa el profesor Bosch, el sistema electoral –lejos de primarlos– castiga a los nacionalismos catalán y gallego, del mismo modo que a UPyD y a IU. Por el contrario, frente a lo que se difunde a menudo, PSOE y PP resultan beneficiados por el actual sistema. Así, las últimas elecciones obsequiaron al PSOE con quince escaños más de los que le corresponderían en proporción estricta a sus votos, y con catorce al PP. Por su parte, IU obtuvo once diputados menos, que fueron tres en el caso de UPyD. A su vez, CiU, BNG y ERC también alcanzarían más escaños aplicando el mismo criterio de proporcionalidad.

Es más, una cámara de 400 escaños no haría los pequeños distritos más proporcionales, según añade el estudio de este profesor, que culpa al sistema electoral español de la desaparición de los partidos bisagra de ámbito estatal. De hecho, del mismo informe también se desprende que el pluralismo en el voto cae de forma continua en España desde 1989. Más allá de los viejos tópicos sin fundamento, Agustí Bosch concluye que es la propia Constitución la que no permite modelos que supongan una efectiva proporcionalidad, de ahí que quienes tanto se quejan del sistema pueden estar traicionando a la Carta Magna que aseguran defender.

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