Hubo amagos de lluvia, pero todo quedó en eso por suerte para los aficionados, que pudieron disfrutar de un gran lunes de coros en la capital gaditana. Y es que, al igual que el día anterior, cuando sí llovió bastante más, las previsiones meteorológicas no eran nada buenas.
Finalmente, todo se desarrolló con normalidad, tanto en los carruseles de coros como en los circuitos de agrupaciones. Por supuesto, las callejeras se hicieron fuertes en las calles del centro y regalaron sus coplas, cargadas de ironía, buen humor y una gran dosis de poca vergüenza que en muchas ocasiones se echa en falta en el Concurso Oficial, donde las agrupaciones están mucho más encorsetadas.
Fue una jornada de mucho ambiente en las calles, con ríos de personas fluyendo arriba y abajo por las principales arterias del casco histórico, pero sin grandes aglomeraciones. Los coros, en sus recorridos de la plaza de Mina y el Mercado Central, acapararon la atención de muchos visitantes con sus tangos. Algunos tuvieron que improvisar con lonas a modo de paraguas cuando las inoportunas gotas de lluvia aparecieron, pero fue algo efímero y tanto coristas como aficionados pudieron disfrutar intensamente de la jornada en las bateas.
Por otro lado, los grandes nombres del Concurso del Falla también vivieron una completa jornada, aprovechando tanto el altavoz de los tablaos como el de Candelaria como la propia calle. En Moret protagonizaron un divertido pique las chirigotas Los inhumanos y Los golpes de pecho, mientras que la chirigota del Selu Apartamentos turísticos Juani Wainjaus no faltó a su cita con el Oratorio de San Felipe Neri.
Pero el lunes de coros es sobre todo de las callejeras, y fueron muchas y de calidad las que se dejaron ver por distintos puntos del centro. En la esquina de Argantonio, junto al cuarteto del Gago Ku Klux Klan Klan ofreció un pase la chirigota Quimio están ustedes, una chirigota con mucho tumor. Y luego en esta misma calle derrochó ingenio la chirigota del Airon, este año El jorobado de notre-Cádiz. La callejera de casapuerta de Miguel Brun y el Chapa, que estuvo con los suyos vistiendo el tipo de vikingo del coro ¡Qué barbaridad!, también estuvo por la zona buscando un lugar en el que ofrecer su repertorio.
La zona de Sagasta, en las confluencias con San Lorenzo y Mateo de Alba, fue territorio de romanceros, con opciones como El penúrtimo gaditano de los incombustibles Benítez y Monano. Ya al caer la noche, muchos se trasladaron al barrio de la Viña para poner la guinda a un bonito lunes de coros en la capital gaditana.
