Se pierde en mi memoria cuándo comenzaron los comentarios en torno al aprovechamiento del edificio que, durante años, acogió las oficinas del Banco de España que desaparecerían en nuestra ciudad, al igual que en otras, para ahorrar gastos, obligando a los onubenses a acudir a donde usted está pensando para resolver cualquier situación que le surgiese.
Y, desde el mismo momento en que se echó el cerrojo, empezaron los comentarios sobre el destino del céntrico edificio. Y, durante mucho tiempo -hasta casi un cuarto de hora- todos estaban de acuerdo en que era el espacio ideal para ubicar en él un Museo Arqueológico en el que pudieran exhibirse los objetos que están en nuestro subsuelo y dejaran de mostrarse a través de cristales en tiendas y supermercados o, como ha ocurrido en el mayor número de casos, se taparan con rapidez para evitar conflictos entre los promotores de edificaciones y la Administración con competencias en la materia. Y así nos hemos encontrado con muchas paradojas como llamar Plaza de la Arqueología a una zona donde los yacimientos están tapados y bien tapados o administraciones subvencionando excavaciones y ordenando cubrir rápidamente cuantos hallazgos se encontrasen.
Los onubenses estábamos convencidos, por tanto, que el Banco de España tendría ese destino cuando, días pasados y de forma sorprendente, se nos da conocer el acuerdo alcanzado con la Fundación Pepe Caballero para que la amplia colección de obras propias, así como otros recuerdos de artistas coetáneos, vayan a quedar expuestos en el museo en que se va a convertir el edificio que está a 100 metros de la casa natal del artista.
Y, por supuesto, es mejor espacio del que, en su día, le ofrecieron a la Fundación, que era uno ubicado en el Edificio Santa Fe, cuyas obras de remodelación están tardando tanto como se ha tardado en buscarle un destino definitivo a un edificio que empezó a construirse en tiempos de la II República, ayer por la tarde como diría aquel.
Ahora hay que preguntarse donde se ubicarán los restos arqueológicos. El espacio cultural en el que se va a convertir la antigua Prisión Provincial puede ser un buen sitio en todos los aspectos pues el solar que quedará será muy amplio, además de tener varios pisos. Allí, ya se ha adelantado hace unos, días irá una Escuela de Danza y de Música. Una buena opción siempre y cuando pronto se empiece a trabajar para que las instalaciones sean pronto una realidad y no tengamos que esperar el mismo tiempo que con el destino que se le quiere dar al Banco de España.
Mientras esto sucede hay quien se pregunta por la decisión que tomará el concejal de Patrimonio Arqueológico, que aún no se ha pronunciado, como también debe responder a esas otras peticiones museísticas que demandan los ciudadanos como el del fútbol, el de la Semana Santa, el taurino, el del fandango, por no pedir uno Hispanoamericano, algo en el que se nos han adelantado varias ciudades españoles. Pero, qué más da si a la gente la tenemos contenta con el Carnaval.
Por desgracia, nuestra ciudad carece de muchas cosas pero está en vías de solventar esas carencias con el dinero que va a llegar con lo del hidrógeno verde o con los amarres en la marina del Puerto, donde no atraca un pesquero desde los tiempos de María Castañas. Y que sobrevive gracias a las magníficas instalaciones existentes en el término municipal de Palos de la Frontera, aunque algunos no quieren entenderlo así.
Si buena es la noticia de la próxima ubicación del Museo Pepe Caballero en el edificio del Banco de España, también debería ser buena la de empezar a trabajar en esas otras necesidades que tiene esta ciudad. Así que menos palabrerías en torno al Edificio del Paseo Santa Fe o la antigua Prisión Provincial y manos a la obra. Y, a todo esto, qué destino se le dará al antiguo Mercado de Las Colonias que lleva tropecientos años cerrado a cal y canto. Sobre este tema nos referiremos en otra ocasión.