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La ampliación del Puerto de Tarifa se estanca en la Administración

El ministerio de Medio Ambiente asegura estar a la espera de recibir de la APBA una propuesta ?ambientalmente viable?

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  • Manuel Morón -
La ampliación del Puerto de Tarifa navega sin rumbo fijo a la espera de que las administraciones implicadas en el proyecto marquen un itinerario de trabajo claro y definido que finalice con un beneficioso aumento de la capacidad del muelle tarifeño.

Como se recordará, el Ministerio de Medio Ambiente rechazó el proyecto el pasado mes de febrero al emitir una resolución desfavorable a la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), posteriormente publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

La Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) recibió la respuesta con manifiesta “frustración”, al entender que la modificación del proyecto para incluir un dique curvo cubría todas las exigencias ambientales.
Además, el “varapalo” dejaba en suspenso unos 2.000 empleos directos e indirectos que la nueva infraestructura generaría paulatinamente, una vez que se decidiera su puesta en marcha.

La APBA lleva trabajando en esta iniciativa desde 2004 y cuenta con hasta 26 estudios de diferentes universidades que recalcan la viabilidad del proyecto a nivel ambiental y económico, con estudios pormenorizados de la fauna y flora marina que podrían verse afectados.

Sin embargo, el proyecto también supuso un cisma en la sociedad tarifeña, con dos bandos muy posicionados a favor y en contra de la ampliación. Unas posturas encontradas que, durante meses ejercieron, una constante presión en la sociedad tarifeña.

Proceso
Tras el rechazo del Ministerio de Medio Ambiente, se abrió un periodo en el que el desánimo inicial y la idea de abandonar definitivamente la obra se superaron tras los unánimes apoyos recibidos desde el Gobierno andaluz y central, incluido el de la propia ministra Rosa Aguilar.

En este escenario, APBA y Medio Ambiente parecía condenados a entenderse para lograr un proyecto, nuevamente modificado, que el ministerio entendiera como viable y la Autoridad Portuaria como económicamente rentable.

Sin embargo los meses pasan y ninguna de las partes mueve ficha, con lo que el proyecto no se acaba de reactivar. Así, fuentes oficiales del Ministerio de Medio Ambiente en Madrid confirmaron ayer a este medio que están “a la espera de que el Puerto plantee un proyecto ambientalmente viable. Mientras el Puerto no mande un proyecto rectificando la DIA, no podemos hacer nada”.

Desde la Administración central se confirman contactos y negociaciones preliminares, si bien se recalca que “hasta ahora no hay una propuesta que pueda llevarse a cabo”.

El ministerio subraya que “el Puerto quiere hacer una cosa pero no cambia nada. Si no se mueven de su postura, no se puede hacer nada”. Estas fuentes subrayan que “si no se varía nada, será difícil de llevar a cabo. Sin embargo, si se presenta otro proyecto, con los impactos detectados en la DIA ya corregidos, se podrá llevar a cabo”.

Así, la hoja de ruta pasa porque Medio Ambiente reciba “un planteamiento viable a nivel ambiental. Entonces se estudiará y se decidirá. Mientras, no se puede hacer nada. La pelota está en su tejado y estamos esperando que caiga”.

En esta tesitura, la posición de la APBA es sumamente compleja ya que la alternativa que se le propone es modificar el proyecto sin saber con seguridad si será respaldado finalmente por Medio Ambiente o si, por el contrario, será rechazado iniciando una nueva vuelta del círculo vicioso en el que la ampliación del Puerto de Tarifa parece haber quedado estancada.

Trayectoria
El Ministerio de Medio Ambiente remitió a Puertos del Estado, el pasado 9 de febrero, su resolución negativa en referencia a la ampliación del muelle tarifeño.

Esto es, más de seis años después de que el proyecto echará a andar, en 2004, cuando la APBA presentó una primera memoria informativa. Este primer trabajo fue expuesto a información pública en 2007, siendo modificado para tratar de asegurar la viabilidad del proyecto a nivel ambiental.

En este sentido, se retranqueó el dique inicialmente previsto, reduciéndose en un 23% la superficie de relleno. Además, el nuevo dique adoptó una forma curva para que fuera permeable a las corrientes marinas para evitar la afectación al ecosistema.

En ese punto, el presidente de la APBA, Manuel Morón, incidió en que “ningún proyecto ha estado sometido a tantísimos estudios. Los aspectos medioambientales quedaban perfectamente salvaguardados. Más no sabemos que se puede hacer para que se apruebe”.

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