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El Hotel Octavio dice adiós

La plantilla propuso hasta última hora quedarse con el negocio en arrendamiento. El Consistorio perseguirá proteger el edificio y evitar otros usos

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  • El hotel, ayer, cerrado -
A media mañana de ayer, los últimos clientes del hotel Octavio abandonaban sus instalaciones. Sólo media decena de trabajadores permanecían en el recinto, que cerró por última vez sus puertas al turismo de la comarca, después de 38 años de historia y trabajo.

La decisión de la empresa de cerrar el hotel se hizo efectiva, cumpliendo con lo que había venido anunciando en las últimas semanas, y dejando a 16 empleados en el paro.

Sus rostros lo decían todo ayer, en el que fue su último día de trabajo, después de meses de negociaciones, en los que habían luchado por sus puestos de trabajo y por mantener en pie el histórico hotel.

Sara Cereto, recepcionista y trabajadora de Administración durante los últimos cuatro años, explicaba ayer cómo la plantilla había agotado todas las posibilidades, ofreciendo incluso a la empresa la opción de hacerse cargo del establecimiento mediante un régimen de arrendamiento.

“Les ofrecimos hacernos cargo del hotel, que nos hacíamos una cooperativa o una sociedad laboral”, explica Sara desde la mayor de las frustraciones, ya que la posición de la empresa fue inamovible desde el primer día, pese a las alternativas de la plantilla.

“Nos decían que, aun estando cerrado, el hotel les supone muchos gastos”, explica, defendiendo que la propuesta de los trabajadores “era muy ventajosa”.

Pese a que la empresa se apoya en condicionantes económicos para adoptar dicha decisión, el funcionamiento del hotel ha seguido manteniéndose en buenas tasas de ocupación, alcanzando incluso el lleno en sus dos últimos días de funcionamiento.

Sin embargo, algunos trabajadores señalan a la crisis del ladrillo como principal desencadenante del cierre, dado que la empresa propietaria del hotel también se dedica a negocios inmobiliarios. “Deberían haber cambiado el modelo de negocio, y no estancarse en el planteamiento que han hecho con un hotel de cuatro estrellas”, afirma uno de los trabajadores.

Los 16 empleados irán ahora al paro, después de, en algunos casos, más de dos décadas al servicio de un establecimiento que forma parte de la historia viva de la ciudad.

“Se le ha conocido como el hotel de los toreros”, afirma Jesús Soler, empleado con cinco años de antigüedad en la empresa, y que apunta a la importancia que adquirió “en una época en la que los toreros eran como actores de cine. Incluso, los toreros de Algeciras, como Miguelín, venían aquí sólo para vestirse”.

Además, ponen de manifiesto el efecto negativo del cierre para otros sectores como el taxi, las agencias de viaje y las cafeterías y comercios cercanos, que se alimentaban de buena parte de su clientela.

El Ayuntamiento de Algeciras impulsó en el Pleno del pasado lunes una moción, votada por unanimidad, para apoyar a los trabajadores y para tratar de impedir, mediante una modificación del catálogo, que el edificio, que forma parte del patrimonio arquitectónico local, sea usado para fines inmobiliarios diferentes del origen turístico que tuvo el establecimiento para el Campo de Gibraltar.


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