Los foros de internet hierven y los afectados comienzan a movilizarse, primero acudiendo a pedir explicaciones a sus sucursales -que vendieron sin formación y sin preparación previa unos productos que, en la gran mayoría de los casos, ni sabían que eran "tóxicos"- y luego acercándose a las asociaciones de consumidores -las demandas colectivas se están planteando mayoritariamente desde Adicae aunque no es la única asociación con iniciativas judiciales preparadas- o directamente a sus abogados, para intentar, no sólo recuperar su dinero invertido bajo engaño, sino para anular una venta que consideran viciada desde sus inicios.
Los bancos y cajas de ahorro han utilizado siempre las participaciones preferentes, igual que otros productos financieros, para capitalizarse y aumentar sus fondos propios, especialmente cuando las entidades podían usarlas para incrementar su “core capital”, cosa que con las nuevas exigencias financieras ya no pueden hacer. El producto es legal, completamente lícito, pero el problema se sitúa en el comprador -la mayoría pequeño ahorrador, que no inversor- y en la fórmula de venta, en la mayor parte de los casos colocados como si fueran productos de renta fija, sin riesgos y fácilmente recuperables. Nada más lejos de la realidad.
Sin garantías pero con canje
En verdad, una participación preferente es un producto financiero de alto riesgo, que no está cubierto por el Fondo de Garantía de Depósitos y que tiene un vencimiento perpetuo, lo que hace que el banco o caja no tenga la obligación de devolver el dinero en una fecha determinada sino cuando él lo determine, además de cotizar en un mercado secundario que es al que tiene que acudir la entidad para colocárselo o vendérselo a otro inversor.
Lo cierto es que las entidades denunciadas -Banca Cívica, La Caixa, Santander, BBVA, CAM, Sabadell, Novagalicia y Catanunya Caixa han creado un verdadero problema a sus clientes de toda la vida, calculan que 700.000 en toda España y 65.000 por ahora en Andalucía. El volumen de dinero, digamos que engañado, asciende a 11.300 millones si se descuentan los 30.000 millones que las entidades ya han conseguido canjear por acciones, la otra moneda de este drama para muchas familias y pequeños ahorradores. La comercialización engañosa de estos productos ha provocado una avalancha de peticiones de cancelación que las entidades no pueden atender, ya que las participaciones preferentes no pueden cancelarse tan fácilmente y la única alternativa que han visto las entidades es ofrecer a sus clientes un canje por otros productos financieros, lo que no está exento de riesgos ya que en muchos casos supone la pérdida de entre un 20 a un 40% del valor nominal que los ahorradores depositaron en sus bancos y cajas de confianza.
Banco Santander, BBVA y Banco Sabadell, las primeras en darse cuenta del problema que les podía crear las preferentes, optaron a finales del pasado año por lanzar una oferta de recompra, a través de acciones o bonos convertibles, lo que en verdad ha provocado que los pequeños ahorradores se hayan convertido, sin quererlo, en accionistas de los bancos y cajas, uniendo el valor de sus ahorros al destino financiero de unas entidades sujetas a los vaivenes y altibajos de la bolsa.
Y los bancos, hasta ganan
Santander ha llegado incluso a obtener unas plusvalías de cien millones de euros de las ofertas de canje de participaciones preferentes por nuevas acciones, aceptadas por el 98,88% de los titulares, para lo que ampliará capital por importe total de 1.943 millones de euros y elevará así su “core capital” en 34 puntos básicos de cara a junio de 2012, cuando pretende alcanzar un 10% de capital de calidad. Es decir, que el bando, además, ha ganado dinero con los ahorros atrapados.
En el caso del BBVA, su oferta fue por bonos convertibles -una emisión de deuda que ofrece una rentabilidad y puede ser canjeada por nuevas acciones a un precio prefijado- y captó 3.475 millones al cambiar las preferentes por deuda que convertirá en acciones ordinarias en dos fases, 2012 y 2013. Como en el caso de las acciones, depende del cliente valorar si le merece la pena el riesgo.
La Caixa, ofreció canjear un 30% de las preferentes por bonos convertibles y el 70% en obligaciones subordinadas a 10 años, y el 99% de los titulares aceptaron el trato. Los bonos convertibles en acciones tienen una rentabilidad del 6,66% TAE y vencen en los meses de junio de 2012 y 2013, con una conversión a 3,862 euros por acción, mientras que la retribución de las obligaciones subordinadas será del 5,095% y del 4,06% TAE. Estas son emisiones de deuda cuyo derecho de cobro, en caso de quiebra, va después del de los acreedores comunes. Es decir, todo sujeto a mercado.
En el caso de las de la CAM, será el Banco Sabadell -que hizo igual que el Santander- el que canjee las preferentes por sus propias acciones respetando el 100% del nominal de las preferentes cuando se haga cargo de todo el negocio, tras absorber la caja intervenida.
La duda se presenta con Banca Cívica, que no ha decidido aún qué va a hacer con sus preferentes, aunque parecen optar por los bonos convertibles. Mientras deciden, los titulares de preferentes no obtienen respuestas de las sucursales, aleccionadas -como en otras entidades- para soportar las acciones judiciales que se ciernen sobre ellas por su responsabilidad en este engaño, y escuchan alternativas que incrementan aún más la importencia de los ahorradores: un préstamo cuyos intereses se costearán con la rentabilidad que tenían sus preferentes. El usuario prestándole al banco, un sinsentido, dicen los afectados.
Defectos “puntuales”, según CNMV
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha detectado “defectos, no generalizados, sino puntuales”, en la colocación de participaciones preferentes de bancos y cajas de ahorros entre sus clientes, y advierte de que “no le parece adecuado” que se cambien por productos “más complejos todavía”.
Las participaciones preferentes ni tienen derecho de voto, como las acciones ordinarias, ni funcionan como los depósitos garantizados, algo que pensaron muchos clientes cuando las contrataron en los años de bonanza. Las preferentes son emisiones de deuda a tiempo indefinido cuya rentabilidad depende de los resultados del banco, por eso, con la crisis, han dejado de pagar cuando años antes daban altos intereses.
El presidente del organismo regulador, Julio Segura, ha señalado que la “magnitud del problema” es de 11.300 millones de euros, porque desde mayo de 2011, cuando el saldo ascendía a 30.000 millones, Banco Santander, BBVA y Banco Sabadell han canjeado estas acciones preferentes por otros productos financieros, como acciones ordinarias.
Segura señaló durante la presentación del 'Plan de Actividades de la CNMV 2012' que es “obvio” que ha habido algún problema con los clientes por tratarse de “productos complejos”.
Por ello, Segura abogó por la necesidad de hacer aplicar un test de idoneidad a los clientes que vayan a contratar las preferentes, algo que ya existe desde hace años por la introducción del sistema Mifid, el examen obligatorio que se hace a los clientes de un banco para comprobar que conocen dónde invierten.
La CNMV defiende que “no se ha desentendido” el problema surgido por estos productos y que ha dedicado “gran parte de su labor inspectora y supervisora” durante 2011 a establecer los criterios para encontrar una solución, aunque alguien puede considerar que “no ha sido suficiente”.
Segura anunció que la CNMV está trabajando en la elaboración de una guía con los criterios de canje de las emisiones de renta fija y exigir una mayor transparencia en los procesos de emisión, así como en que los folleto contengan toda la información necesaria para la comprensión por parte del cliente.
¿Qué son?
Las participaciones preferentes son productos financieros comercializados por bancos y cajas. Una especie de híbrido entre acciones y renta fija, pero con particularidades. No están garantizadas por el fondo de garantía de depósitos, con lo que la quiebra de la entidad puede implicar la pérdida por parte del cliente de la suma invertida.
Recuperar el dinero
La forma general es la venta de la propia participación, obteniendo una plusvalía o minusvalía, aunque dicha venta no la garantiza el banco o caja, sino que éstos lo que hacen es buscar un comprador. Esa compra se hace al valor en que cotice esa participación en ese momento. También se puede recibir por vía del pago de intereses. Aquí la oferta de las entidades crediticias es muy dispar y se pueden encontrar productos con intereses del 6% o del 40%, incluso.
¿Son un fraude?
En principio, no. Son instrumentos financieros que pueden ser comprados libremente por los clientes y cuyas características deben ser conocidas por quienes los compran. No obstante, a veces estos productos han sido comercializados entre clientela sin la suficiente formación y conocimiento financiero, que albergaba unas expectativas distintas a las dadas. En tales casos, y no por vía de acudir al Banco de España, sino a los tribunales de justicia, pueden declararse nulos algunos contratos, si se demuestra un vicio en el consentimiento a la hora de haber suscrito el acuerdo. Eso está pasando ya con los denominados contratos SWAP o de cobertura de riesgo, donde muchos tribunales españoles (Audiencias Provinciales y Juzgados de Primera Instancia y de lo Mercantil) están declarando nulos contratos suscritos por particulares que prestaron su consentimiento de forma viciada.
Volumen invertido
Se habla de unos 25.000 millones en participaciones preferentes en general. Banca Cívica ha admitido en su web institucional tener unos 900 millones de euros. Banco de Santander, unos 2.000, y La Caixa, unos 4.800 millones.
¿Qué hacer?
La CNMV está articulando formas para evitar un perjuicio mayor del actual a quienes se inclinaron por la adquisición de estos productos. No obstante, si considera alguien que haya podido ser engañado o no informado suficientemente del contenido real de los productos que estaba adquiriendo, recomiendo que acuda a los tribunales de justicia exigiendo la nulidad de dichos contratos.