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Las donaciones de órganos salvan cada año más vidas en la comarca

En los últimos seis años se han realizado 60 trasplantes de tejidos y córnea en el Campo de Gibraltar

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  • Parque de la Vida. -
Entra al quirófano con miedo, pero con esperanza. Su vida pende de un hilo, y su familia, en la sala de espera, vive con angustia los momentos previos a la operación.

Al final, la cirugía sale bien. Los médicos abandonan el quirófano con satisfacción en sus rostros, y poco a poco el paciente se va recuperando de la anestesia. Ahora resta saber cómo responde el órgano trasplantado. Las primeras semanas son cruciales. La idea del rechazo está siempre presente. De hecho, entre un 15 y un 20% de los trasplantes tienen resultados negativos, según explicaba al responsable de la unidad de Trasplantes del Hospital de La Línea, Luis Vallejo.

Sin embargo, el paciente sale adelante. El éxito ha sido total y el paciente, a quien daban tan sólo unos meses de vida, ha visto incrementada su esperanza y calidad de vida a niveles que nunca pudo imaginar. Empieza, para él y los suyos, una nueva etapa.

Este podría haber sido el caso de las 11 personas que salvaron su vida gracias a los siete donantes multiorgánicos registrados en los hospitales del Campo de Gibraltar durante el 2011, según datos del Área de Gestión Sanitaria. Dos de esas donaciones multiorgánicas tuvieron lugar en las últimas semanas del año, y permitieron a otras ocho personas beneficiarse de riñones, hígados y tejidos de estas dos personas, fallecidas en los centros hospitalarios comarcales.

“2011 fue un año muy bueno en materia de trasplantes”, comentaba Luis Vallejo. “Las donaciones se incrementaron en toda Andalucía y los donantes del Campo de Gibraltar generaron un total de 27 órganos” aprovechables. Sin embargo, Vallejo recordó que no siempre se logra el objetivo. “Se salvaron once vidas, aunque pudieron ser 13”, aludiendo al porcentaje de rechazo antes mencionado.

“Las campañas han ido funcionando bien. Hay que estar concienciado y tener muy claro que cuando nosotros no podamos decidir, hay que informar a las familias de que queremos ser donantes”, explicó Vallejo.

Servicios comarcales

En el Campo de Gibraltar, únicamente están autorizados los trasplantes de tejidos óseos para cirugías y de córnea. Según indicó el especialista del hospital linense, “en estos últimos seis años se han efectuado 60 trasplantes” en los hospitales de la comarca, de los cuales 16 se realizaron el pasado año.

Estos casos “suelen ir bien y tener complicaciones mínimas. De hecho, en el supuesto de los trasplantes de córnea, especificó que la unidad oftalmológica del Hospital Punta de Europa recibieron hace dos años una “acreditación especial” y recordó que están sujetos con periodicidad regular a una serie de pruebas y supervisado de su actividad médica.

Vallejo reconoció que, por el momento, “no está previsto que se incrementen” los servicios de trasplantes en el Campo de Gibraltar, por lo que los pacientes que requieran sustituciones de órganos más complejos tendrán que seguir saliendo de la comarca.

En cuanto a la lista de espera, depende mucho del número de donantes, aunque el incremento de la concienciación en los ciudadanos está reduciendo esos tiempos con respecto a los últimos años.

Testimonios

La experiencia de ser sometido a un trasplante puede dar lugar a perspectivas muy diferentes según el órgano que haya sido intervenido. En unos casos, se trata de mejorar la calidad de vida; en otros, es una apuesta a vida o muerte que prepara al paciente y a su familia ante la eventualidad de un fatal desenlace.

Este último caso fue el de Lorenzo Pérez, algecireño de 60 años quien desde hace doce vive con un corazón con el que no nació, pero para quien podría ser considerado “de un hijo mío”. Hasta tal punto llega el agradecimiento de este maestro de instituto que, con 48 años, llegó a verse totalmente desahuciado.

“El día de autos fue el 6 de abril de 2000. Empecé a sentirme mal, pero no sentía que tuviera los dolores específicos de un infarto”. Lorenzo aguantó “todo el día” con “un malestar general” hasta que, ya por la noche, su mujer se interesó por su estado y, pese a sus negativas, el instinto de enfermera le alertó de que su marido estaba siendo víctima de un infarto.

El paciente, residente en San Roque, fue conducido al Hospital de la Línea, donde permaneció en observación tres días antes de caer súbitamente en coma. Pasó unos 20 días asistido por una máquina y en estado vegetativo y todos esperaban lo peor. “Ella -su mujer- sabía lo que me estaba pasando. Los primeros días en coma ella temía las secuelas posteriores”. Durante el tiempo que permaneció en coma, le hicieron un cateterismo y limpiaron sus arterias.

Tras salir del coma, su corazón quedó herido de muerte. le daban algunos meses de vida y “no podía andar cuatro pasos sin agotarme”. El trasplante se convirtió en su única solución. Aquel 31 de octubre, seis meses después del infarto, llegó el momento de la verdad.

Lorenzo se vio en la tesitura de despedirse de su mujer y dos hijos antes de la operación. “Ese fue el momento más duro, pero también lo fue entrar en parada”, relató.

A partir de ahí, su vida dio un vuelco. Lo jubilaron, muy a su pesar, y pasó a presidir la asociación Trasdocar. Lo más sorprendente es su actitud ante la vida, consciente de que su corazón puede tener fecha de caducidad. “Cuando me hicieron el trasplante me daban cinco o seis años de vida. la media está entre los 15 y los 18 y hay personas que están viviendo con el corazón durante 25 años”. Él lleva doce con el suyo. “Depende mucho del cuidado del órgano”, comentó.

El caso de Josefa Yáñez, de 80 años, no fue a vida o muerte, pero sí decisivo para garantizarle su calidad de vida. Una operación de cataratas dejó su vista muy resentida. “No veía nada y me dolía mucho el ojo. Me pusieron unas lentillas que sustituía cada dos meses y acabaron haciéndome una úlcera en el ojo”.

El trasplante de córnea era su única solución. A Josefa no le asustaba la idea, pues es toda una veterana en lo que a quirófanos se refiere. “Tengo diez operaciones en mi cuerpo”, declaraba la algecireña, orgullosa de sus experiencias y como si de antiguas heridas de guerra se tratase.

“En una ocasión fue porque me partí un brazo, con el tiempo me quitaron la vesícula, luego me intervinieron de las dos piernas e incluso me han tenido que quitar alguna verruga”, comentaba Josefa.

Hace cuatro meses, llegó el momento que esperaba con ansiedad. Afortunadamente, en el hospital de su ciudad, Algeciras, este servicio estaba disponible y no tuvo que hacer molestos desplazamientos.

“Ahora puedo ver hasta la televisión sin gafas”, comentaba risueña Josefa, quien asegura que agradecerá “eternamente” al donante el servicio que le ha prestado. “Estoy muy contenta, aunque esto requiere cuidados. En mayo tengo que ir a que me quiten los puntos y tengo que hacerme revisiones periódicas”, concluyó.

Una tarea complicada

Carmen Diego es enfermera y supervisora desde hace 20 años de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Punta de Europa de Algeciras. Ella tiene en esta ciudad funciones similares a las de Luis Vallejo en La Línea. Su misión es captar donantes. “A través de los compañeros de Cuidados Intensivos me comunican si hay un accidente cerebral o cardiovascular irreversible.

El primer paso es certificar la muerte cerebral. Me lo comunican y es cuando hablo con los familiares”. Diego indicó que “hay personas que están predispuestas, porque hay ya mucha información”. En uno de los casos, los hijos de un padre fallecido le manifestaron que “querían que su padre fuera donante”. Es una labor difícil, dice, pero muy satisfactoria.

Trasdocar
La Asociación de Trasplantados, Donantes y Cardiacos (Trasdocar) cumple en 2012 su undécimo aniversario apoyando las campañas de donación de órganos en el Campo de Gibraltar y dando testimonio de vida y entusiasmo. Entre sus componentes hay personas a quienes han intervenido el corazón, el hígado, la médula o los riñones, personas que están en lista de espera y también donantes.

El presidente de este colectivo es Lorenzo Pérez. Durante estos años, la actividad de este colectivo sin ánimo de lucro se ha centrado en fomentar la integración social, la vida cardiosaludable, la prevención de las Enfermedades Cardiosaludables, así como la solidaridad entre los ciudadanos.

Trasdocar forma parte de la Federación Andaluza de Asociaciones de Enfermos del Corazón y a la Plataforma Gaditana del Voluntariado y a la Federación Gaditana de Discapacitados.

Parque de la vida
Trasdocar creó en 2007 el Parque de la Vida en San Roque. Se trata de la plantación simbólica de árboles para agradecer a los donantes, de órganos, tejidos, células y sangre, y a sus familias, “el gesto altruista y solidario que supone la donación”.

Entre las actividades que organizan y en las que participan cada año se encuentran, además, jornadas de voluntariado y corazón, campañas de donación, la Semana del Donante, el Día Mundial sin Tabaco y otras. El año pasado tuvieron unos ingresos de 90.000 euros, contando subvenciones públicas y privadas y cuotas de los socios.

Solidarios

Los andaluces se caracterizan por ser solidarios en materia de trasplantes. De hecho, y según datos aportados por el Área de Gestión Sanitaria del Campo de Gibraltar, la tasa de donación por millón de habitantes se sitúa en la comunidad autónoma andaluza en 35, el doble de la media que se extrae de la actividad de los países de la Unión Europea (18) y superior a países como Reino Unido, Suecia, Estados Unidos, Canadá o Australia.

Todo ello quiere decir que la probabilidad de optar a un trasplante dentro del sistema sanitario público andaluz es del doble que en el resto de los países desarrollados.

Entre enero y octubre de 2011, se habían efectuado en Andalucía 577 trasplantes, 120 más de los que se habían hecho en el mismo periodo del año anterior, lo que representaba un 26% de incremento.

Tal y como recordó el responsable de trasplantes del hospital linense, Luis Vallejo, para los habitantes del Campo de Gibraltar que quieran convertirse en donantes es necesario desplazarse a la Delegación de Salud de Cádiz y solicitar la inscripción en el registro de voluntades vitales, todo ello unido a un testimonio vital.



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