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Jerez

"¿Tendría que haber pasado una tragedia para que nos dieran la razón?"

Indignación entre varios vecinos de la calle Cabo de Nao al ser condenados a pagar unos 8.000 euros por las costas del proceso iniciado contra Ajemsa por los daños que originaron las obras del colector de la avenida de Espera en las inundaciones de 2007

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  • Detalle de cómo quedó anegada la zona de las obras que arrastró el agua hasta los patios. -

Diego y su mujer nunca imaginaron que acudir a la justicia para reparar los desperfectos que sufrió su patio a causa de unas obras de instalación de un colector de Aguas de Jerez, en el Camino de Espera, en las que se excavaron más de  seis metros de profundidad, se iba a volver en su contra.

Ahora una sentencia firme les condena a pagar las costas del proceso, equivalente a casi 8.000 euros, lo que tras descontar los 1.400 euros aportados por Ajemsa les deja con una letra de 6.000 euros que tendrán que pagar en los próximos meses con la que está cayendo. Tal y como relatan junto a otro afectado, Juan Antonio Galán, en paro desde 2010 y que está a la espera de que el Supremo cambie las tornas, los hechos se remontan a 2007 cuando las lluvias torrenciales de esas fechas se llevaron por delante farolas y hasta a la grúa que trabajaba en esos momentos en la obra para reforzar el sistema de alcantarillado,  anegando sus patios, que se llenaron de aguas fecales y provocaron el pánico entre los vecinos.


  Previamente, ya habían detectado grietas y los primeros problemas en los patios de sus viviendas de la calle Cabo de Nao, muy cerca de la obra, pero las lluvias agravaron estas consecuencias después de que la apertura de la zanja empujara el agua a los patios, arrastrando las tierras de sujeción de los acerados, y produciendo desprendimientos en los acerados de las viviendas. Debido a la entrada del agua, se produjo una rotura en la solería provocada por el hundimiento de la solera de hormigón, grietas y desplazamiento de los muros.   En total son 11 afectados de unas unifamiliares adosadas que fueron entregadas en el año 2000, y algunos de los que entonces aceptaron la propuesta del seguro Aguas de Jerez de recibir 1.400 euros en los que se valoraron los daños ocasionados, ya están reclamando al volver a detectar hundimientos y grietas.


Tanto Diego como Juan Antonio y otro matrimonio decidieron acudir a la vía judicial después de que un perito les confirmara por separado que los daños, en el caso de Diego, ascendían a 10.000 euros, cifra similar en ambas situaciones, aunque estimadas por profesionales diferentes.
Tras perder el juicio y recurrir a la Audiencia Provincial en vano, ahora Diego no tiene más remedio que negociar un plan de pagos y saldar la deuda, mientras que a los otros dos vecinos, que también han sido condenados a pagar las costas, les queda la esperanza de que el Supremo les de la razón, instancia a la que Diego y su mujer no han podido acudir por un cambio en la normativa  que no admite el caso por el importe económico a pagar.


“Ya no pienso denunciar nunca más nada. ¿Por qué tengo que pagar un daño que me he encontrado en mi patio por una dichosa obra. Lo único que pedíamos es que nos dejaran el patio como nos lo entregaron cuando nos compramos la casa”, se queja Diego. Ni él ni su mujer se explican el desenlace que ha tenido un proceso legal y que el juez encima en el fallo les acuse de pretender lucrarse a costa de estos acontecimientos, tal y como consta en la sentencia emitida por el Juzgado de Primera Instancia número 3.“El demandante ha sostenido, sin mínimo rigor probatorio, un daño material ajeno al manifestado y reconocido por otros perjudicados por los mismos hechos. La reclamación carece de parámetros fundados, lo que revela un enriquecimiento que no cumple las exigencias de la buena fe procesal”, añade, dejando claro que el proceso sólo se justifica en un “empecinamiento” del actor (el demandante), cuyos costes “debe ahora asumir".


Ante el fallo y las conclusiones del magistrado, a estos propietarios no les queda más que expresar su indignación y su impotencia. “¿Cómo puede decir que queremos lucrarnos?Tuvimos que soportar cinco inundaciones de septiembre a noviembre. Cuando abrimos la puerta teníamos un riachuelo fuera. Hasta al gruista tuvieron que rescatar cuando se cayó con la fuerza del agua. Se cayeron las farolas, con el peligro que suponía todo el tema del cableado.¿Qué hubiera tenido que pasar una desgracia para que nos dieran la razón?. Que la farola se hubiera caído en nuestro patio y hubiera herido a alguien?Nos llevamos cerca de un año con el patio precintado. Mi hija no quería dormir en su cuarto porque daba a la zona donde estaba la grieta y tenía pánico. ¿Encima tengo que pagar por eso”, se queja Juan José, que está en paro de 2010, y cuyo bolsillo no podría soportar pagarle a Ajemsa cantidades como las impuestas a su vecino.

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