Cuatro de cada diez jerezanos está en paro en estos momentos. Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa de 2012 sitúan a la provincia y por ende a Jerez en lo más alto del ránking de desempleados de todo el país, con 14 puntos por encima de la media nacional. Con más de 35.000 parados, a pocos les ha sorprendido estos últimos datos, aunque “duele” ver como la ciudad y todo su entorno sale tan mal parados de las últimas estadísticas oficiales. Con estos resultados, tener una familia en la que ningún miembro esté inscrito en las listas del INEM es casi como una utopía puesto que la falta de empleo es ya un problema generacional que comparten tanto jóvenes universitarios o no universitarios, como padres y hasta abuelos.
Información Jerez ha recopilado testimonios de afectados a los que la diferencia de edad no es obstáculo para que tengan más cosas en común de las que se piensan: la “desesperación” de salir a la calle y volver a casa sin ni siquiera ofertas a las que llamar y los apuros económicos para llegar a fin de mes.
Juan José Moreno tiene 55 años, es abuelo y lleva un año y medio desempleado después de haber estado trabajando media vida como contable y responsable de empresa distribución grande y con mucha gente a su cargo. En su casa sólo entra un subsidio de poco más de 400 euros por los más de 30 años que tiene cotizado, cantidad con la que tienen que vivir él y su mujer. Afortunadamente sus hijos trabajan, pero no es fácil afrontar así mes tras mes y tener cero perspectivas para encontrar un trabajo. “Con 55 años es imposible, nada más le digas la edad ni te escuchan. Si ya para los chicos jóvenes está complicado, si tienes entre 45 y 50 no hay nada que hacer, aunque tengas experiencias y mucho que demostrar todavía”.
Pese a todo, se autoconfiesa una persona “muy activa y optimista” y no para ni un día quieto “buscándose la vida”, pero entiende que los jerezanos de su generación que se encuentren en su misma situación “estén muy aburridos” ya que considera que ahora mismo “lo peor de todo” es que “hay pocas perspectivas y el futuro es mu y negro para nosotros”.
Jesús García tiene 37 años y dos hijos de 12 y 8 años. Está divorciado y en el último año sólo trabajó 4 meses después de haber estado otros dos años y medio parado. La crisis del ladrillo está detrás de su historia personal, ya que hasta hace tres años trabajaba con constructoras en la especialidad de solería y alicatado. Ahora, como explica, “ha caído todo” y ya se está planteando irse al extranjero a probar suerte, en concreto a Suiza, donde tiene compañeros que han encontrado trabajo. Actualmente vive con su pareja pero es ella la que corre con los gastos de la casa porque tras agotar el subsidio de desempleo sólo tiene una ayuda de 420 euros que se le acabará en breve y pasa cada mes 400 euros de manutención a sus hijos. Levantarse cada día es duro en estas condiciones, por eso ya ha empezado a preparar currículum para irse fuera de España. “No tengo ninguna perspectiva y en la calle ni si quieran te piden ya presupuesto. Me paso todo el día aburrido, y encima tampoco puedes salir mucho por no gastar dinero en gasolina. Así que lo poco que me queda ahorrado lo invertiré para irme fuera si de aquí a dos meses no hay suerte”.
José Manuel Gutiérrez tiene 31 años y ha tenido que volver a vivir con su madre. Es electricista y el pasado año tuvo que cerrar su empresa. Siguió dado de alta como autónomo hasta el mes de diciembre, porque no podía afrontar los casi 300 euros mensuales “sin perspectivas de trabajo”. Tiene una hipoteca y ha tenido que alquilar su casa para mantenerla. Cada día sale a la calle y visita a antiguos clientes para “tantear el mercado” con la idea de “intentar agarrarme con un clavo ardiendo a lo que me salga”, pero cada vez tiene más decidido que tendrá que irse fuera. “Mi idea es irme a Panamá, o Abu Dabi, me han hablado muy bien porque son sitios en crecimiento y no como España que está en declive, pero mi temor es irme solo, estoy buscando alguna constructora o algún proyecto para ir con ellos de la mano”. Cualquiera de estas tres historias resulta familiar en cualquier casa de Jerez y ese es el problema, que hay demasiados hogares de todas las generaciones en la cuerda floja.
Jerez
“Con 55 años es imposible buscar trabajo. Te ven y ni te escuchan”
Un joven, un padre y un abuelo relatan su desesperación por no encontrar un empleo
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