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Ronda

La previsión de lluvias deja a la Columna en San Cristóbal

La nueva saya de la Virgen fue bendecida entre la multitud que se congregó en el barrio, que no dejó de gritar vítores al Señor y a la Esperanza

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  • El Cristo de la Columna -

Fervor en San Cristóbal. Sólo roto por el desánimo de un anuncio conocido poco después de las ocho de la tarde, sólo unos minutos antes del horario establecido para la salida en procesión de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en la Columna y María Santísima de la Esperanza. Quien fuese Hermano Mayor, en la actualidad cargo de la Junta de Gobierno, anunciaba la decisión: no habría estación penitencial hasta el Socorro.

Aunque la lluvia no llegó hasta pasadas varias horas, las previsiones anunciaban chubascos en cualquier momento, y eso llevó a tomar una dirección concreta: "Tenemos un enorme patrimonio, artístico, desde luego, pero también humano", refería Alfonso García, el Hermano Mayor. El de La Columna, de hecho, es el mayor cortejo procesional a cuantos se asiste cada Semana Santa en Ronda, formado por unas 1.000 personas: "Más de 200 son niños", apostillaba Antonio Vela, el capataz del trono del Señor. "Aunque el cuerpo pida otra cosa, hay que pensar en todo ello", concluía Cristóbal Florido, el capataz de La Esperanza.

Cientos de rondeños se habían dado cita en San Cristóbal. Se acabó asistiendo a un mar de lágrimas entre muchos hermanos. Se vieron muchas caras de tristeza. Pero no se acababa el fervor: vítores y más vítores al Cristo de la Columna y a La Esperanza, la Novia de Ronda. La calle José Carrasco Panal, donde cada año se monta el tinglado en que se resguardan los tronos con las imágenes, se quedaba pequeña al agolparse la multitud.

Se descorrieron los toldos. Y la Banda Municipal de Música de Ronda tocó para el Señor. Los horquilleros hicieron su trabajo al toque de campana. Y fue entonces cuando en la íntima presencia de esos horquilleros, el hermano mayor y algunos miembros de su Junta, y el consiliario de la Hermandad, el párroco don José Luis Pastor, se procedió a bendecir la nueva salla de la Virgen, una impresionante costura en terciopelo blanco roto, con bordados en realce e hilo de oro. Seguían los vítores. Y la Banda de Música Arunda tocaba para la Virgen, estrenando la marcha dedicada a La Esperanza.

La gente no se marchaba. Ronda quería ver a su Madre. Sólo queda esperar otro año.

 

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