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Torremolinos

Torremolinos: calles de poetas y escritores

Torremolinos no es sólo turismo, fiesta, deportes, playa y sol. Es también arte, cultura, crisol de civilizaciones. En estas crónicas, Jesús Antonio San Martín, desarrolla lo más representativo del ayer y el hoy de Torremolinos.

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  • Campomanes desamortizó las tierras de la Iglesia y promovió el comercio.
  • ?Historia de la Orden y Caballería de los Templarios?, un documento único en su género.
En El Pinillo encontramos el Pasaje de Campomanes, en honor del ilustre personaje que fue Pedro Rodríguez de Campomanes, auténtica lumbrera de la historia, la política y la economía. Si bien no fue un literato en el sentido en que conceptuamos tal palabra como aplicada a los escritores de temas de evasión, sí en cambio nos legó el que fuera primer Conde de Campomanes interesantes obras como "Historia de la Orden y Caballería de los Templarios" (1747), "Tratado de la regalía de amortización" (1765), "Instrucción sobre nuevas poblaciones de Sierra Morena y fuero de sus pobladores" (1767), "Discurso sobre el fomento de la industria popular" (1774), y "Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento" (1775), entre otras. Campomanes fue uno de los más profundos conocedores de la realidad política y social de su época, tanto de España como del continente europeo.
Nació Pedro Rodríguez de Campomanes en Santa Eulalia de Sorrriba, Concejo de Tineo (Asturias), en 1823, en el seno de una familia de hidalgos que vinieron a menos. Al enviudar su madre, ésta, carente de medios, le puso bajo la custodia de un tío suyo, a la sazón canónigo de la Catedral de Oviedo, quien se encargó de la primera educación del muchacho, encaminándole seguidamente a la Colegiata de Santillana del Mar, en Cantabria, donde estudió filosofía, griego y árabe, entre otras materias. Aquí demostraría su precocidad traduciendo a los diez años fragmentos de las obras de Ovidio. Aún era un adolescente cuando realizó tareas de profesor. Después de haber estudiado leyes en Oviedo y en Sevilla, a la edad de diecinueve años se trasladó a Madrid para ejercer como abogado.
En 1747 escribió la que posiblemente sea su obra más erudita, "Historia de la Orden y Caballería de los Templarios", considerada como la más documentada de todos los tiempos sobre la Orden del Temple, haciendo particular hincapié en el prendimiento, proceso y muerte en la hoguera del Gran Maestre Jacques de Molay y los demás dirigentes, por instigación del rey francés Felipe el Hermoso, que les adeudaba grandes sumas de dinero. Este valioso documento describe también, al detalle, el destino de los bienes de la desaparecida Orden. Tan importante fue la obra que al año siguiente Campomanes, con tan solo 25 años, fue admitido como miembro de la Real Academia de la Historia. Años más tarde, entre 1751 y 1754, realizaría un profundo estudio sobre los concilios celebrados en España, estudio que fue publicado en el segundo tomo de las Memorias de la Academia. En 1755 Campomanes es nombrado director general de Correos y Postas, y en 1962 el rey Carlos III le nombra Fiscal del Consejo de Castilla y Ministro de Hacienda. En este cargo, Campomanes regula en 1765 la ley del comercio y emite una disposición mediante la cual prohíbe que los clérigos desempeñen cargos judiciales o administrativos. Llevando aún más lejos el asunto, dispuso la clausura de los conventos no autosuficientes y frenó el aumento de los bienes que entraban en la catalogación de "manos muertas" (generalmente de la Iglesia), tema que expuso a la opinión pública a través de su polémico "Tratado de la regalía de amortización" o conjunto de medidas para acotar el poder eclesiástico.
Estas enérgicas medidas, mediante las cuales se entregaba a los agricultores no propietarios las inmensas tierras que la Iglesia no cultivaba, le valieron a Campomanes la enconada oposición de los eclesiásticos. El gobierno favoreció la medida por considerarla esencial para el desarrollo de la agricultura y para dar empleo a los campesinos, a los cuales liberó de impuestos, así como al comercio de los productos agrícolas, decretando además la libre circulación de los cereales.
Para 1979 ya ejercía Campomanes su cometido de presidente del Consejo de la Mesta. En 1780 se le otorga el título de Conde de Campomanes, al amparo de la ley que permitía el acceso a la nobleza a las personas influyentes que carecían de una tradición heráldica.
Aún sería nombrado en 1789 Presidente de las Cortes. En ese mismo año presenta un informe sobre el restablecimiento en el trono a las mujeres, que fue aprobado por unanimidad. En 1791, una enfermedad en la vista le aleja de los cargos públicos y se dedica exclusivamente a las tareas de dirección de la Academia de la Historia, de la que había sido nombrado Presidente años atrás. En 1803 muere en Madrid, a los 80 años.
Pedro Rodríguez de Campomanes será recordado por la Historia como el político que mayor interés demostró en el pueblo llano, al liberarle de cargas que no podía soportar y al permitirle acceder libremente a una propiedad de cultivo que le generaba riqueza propia y que hasta entonces estaba muerta en poder de los terratenientes. Este gran político y profundo conocedor de la historia de España y de Europa bien ha merecido un lugar a su nombre en la soleada y fructífera tierra de Torremolinos.

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