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“El teatro es para ir a verlo en directo”

Hoy y mañana el Profesor Francisco Luis Cabello Cobo dirigirá a los actores de la Compañía Andalucía de Teatro en la puesta en escena de "Antígona", la recreación de la obra de Sófocles que en 1944 estrenó Jean Anouilh en el París ocupado por los nazis.

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  • Francisco Luis Cabello. -

La obra, tanto en el clásico griego como en la recreación que ahora se va a escenificar, trata de la lucha entre las leyes injustas y el deber moral, entre el Poder y el individuo, en una palabra.


Francisco Luis Cabello Cobo se graduó en Sevilla, y obtuvo la Maestría en Inglés en la Universidad Claremont Graduate University en California, y se doctoró en español en la Universidad de California, en Davis. En los años setenta se inició en el  Movimiento de Teatro Independiente de España, y luego en California, Texas, Oregon y Virginia. Profesor del Departamento de Filología española y latina en el Concordia College de Minnesota, el pasado año dirigió en nuestra ciudad la interpretación de una obra de Lorca, de quien se considera conocedor y a quien considera de actualidad, como todos los clásicos. Es experto en la obra del también dramaturgo granadino José Martín Recuerda, fallecido en 2007, un autor valleinclanesco que entre sus grandes obras cuenta con "Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca, que en 1977 fue interpretada por Concha Velasco bajo la dirección de Adolfo Marsillach.

—En el verano del pasado año usted lanzó una convocatoria a los aficionados a las artes escénicas, para la creación de un grupo de teatro en Arcos. De ahí nació la Compañía Andalucía Teatro. ¿Tuvo buena acogida su propuesta? ¿Se sorprendió, quizás, de la cantidad de interesados en su proyecto?
—El modesto crecimiento que  hemos experimentado del verano pasado a éste se ha debido más bien a que los miembros del núcleo inicial--unos estudiantes del instituto Alminares--han ido atrayendo a otros compañeros interesados en el teatro. Una actriz de la comunidad también se ha incorporado.  No está siendo  nada fácil empezar este proyecto de crear una compañía.  Yo ya sabía que esto iba a ser así. Pero, poco a poco, vamos contando con el apoyo de varias familias arcenses. El fenómeno teatral es muy complejo y requiere el trabajo en equipo de muchos individuos y el apoyo de una comunidad.  No estamos haciendo teatro porque sea fácil, lo estamos haciendo precisamente porque es difícil, como decía el presidente Kennedy refiriéndose a otros asuntos.


—Estrenó usted su grupo con una obra de Lorca. Sabemos que es experto en el teatro del granadino. ¿Sigue vigente Lorca en esta sociedad nuestra del whatsapp, de la crisis económica y de la corrupción política?
—La palabra "Andalucía" figura en el nombre de nuestra compañía, así que me pareció oportuno empezar nuestra andadura con un texto de Lorca, por ser Lorca el autor andaluz más universalmente conocido.  Es verdad que en el pasado he puesto en escena varios textos suyos en dos universidades de las que he sido profesor en Estados Unidos pero, experto, en el sentido estrictamente académico, lo soy de otro dramaturgo también granadino, José Martín Recuerda, ya fallecido, sobre quien hice mi tesis doctoral en la Universidad de California (Davis). En cuanto a  la vigencia, Lorca nunca pasa de moda, igual que ocurre con los clásicos, porque tienen algo que decirle a todas las generaciones, en cualquier momento, esté pasando lo que esté pasando en la sociedad.


—Mientras Calderón dijo que toda la vida es sueño, Shakespeare dijo que estamos hechos de la misma materia de nuestros sueños. Hay un matiz entre ambas frases que nos gustaría que desarrollara.  
—Sí, esas dos famosas citas de La vida es sueño y  La Tempestad respectivamente son un poco enigmáticas. Creo que Shakespeare va más allá de Calderón puesto que no solamente es que  la vida sea sueño, sino que nosotros mismos somos sueños.  Shakespeare nos recuerda que nuestras vidas son inciertas y pasajeras, y que en definitiva dependemos de la ilusión para encontrarles un significado.


—Los seres humanos, dormidos o despiertos, soñamos. ¿El sueño de la realidad es el teatro?
—En mi opinión, la vida sin sueños sería realmente insoportable. Y aquí utilizo el término "sueños" en el sentido de objetivos que uno se marca y que, de entrada, pudieran parecer imposibles de conseguir.  Lo que hay que hacer es trabajar cada día para hacer realidad esos sueños. Uno tiene que desafiar cada día el pensamiento convencional.  Eso es en gran medida lo que estamos intentando hacer en nuestra compañía.  Yo entiendo el teatro como un foro, un espacio público donde airear  lo que tenemos que decirnos los unos a los otros pero que en la vida no podemos o no sabemos articular. En el teatro tenemos la gran ventaja de tener un libreto, un guión. Uno sabe su papel. Eso es tranquilizador.  En la vida no, tenemos que improvisar sobre la marcha, y, con frecuencia, erramos.


—¿Hay alguna diferencia esencial entre los teatros español, o europeo, y norteamericano?
—Desde el punto de vista de la escritura dramática, no creo que pueda hablarse de teatro europeo y teatro norteamericano como, por ejemplo,  suele hablarse de cine.  Hay dramaturgos individuales, cada uno con su cosmovisión. Ahora, en términos de la práctica teatral, de la puesta en escena, las compañías y los directores europeos son mucho más vanguardistas y rompedores que los norteamericanos.  En Estados Unidos hay teatro de gran calidad, pero no hay el grado de experimentación con nuevos moldes escénicos que observo en el teatro que se hace en Europa.
 

—Muchos niños de los años sesenta nos aficionamos al teatro en el "Estudio 1" de Televisión Española. ¿Cree usted que el teatro está bien tratado por las plurales televisiones que hoy disfrutamos/padecemos?
—En su pregunta veo dos vertientes.  Una es la cuestión de cobertura del teatro en las televisiones que es prácticamente nula, excepto cuando empieza algún festival ya consolidado, o algún que otro estreno en Madrid.  Le dedican 60 segundos en los informativos y se acabó.  La otra cuestión es la producción de obras para emitirlas por televisión de aquella época de "Estudio 1." Estoy en contra. El teatro es para ir a verlo en directo. Cada medio tiene su lenguaje, y el lenguaje del teatro no encaja bien ante una cámara de televisión. El hecho teatral es algo vivo e irrepetible-cada representación es diferente y única--con el actor de carne y hueso allí presente, compartiendo espacio con el espectador.  Con esto nunca podrán competir ni el cine ni  la televisión.


—¿Y por los planes educativos? Lo digo porque yo, que estudie en la Salle de Arcos, podía disfrutar de una sala de teatro grandioso, algo que después cayó en desuso tanto en la escuela pública como privada.
—En los centros educativos de E.S.O. y bachillerato tendría que haber una asignatura optativa de teatro, con su profesor/a, igual que música o educación física, para que los alumnos con inquietudes dramáticas pudieran estudiar y montar obras. Como esto no es así, a menudo la iniciativa la tienen que tomar los profesores a quienes les guste el teatro y hacer algo extra-curricular. Hace poco asistí a una excelente producción en el colegio Jorge Juan y Antonio Ulloa en Sevilla, montada por un profesor voluntario que ni siquiera es parte del claustro.


—Hoy y mañana representan ustedes en nuestra ciudad la Antígona, obra de Sófocles, en la adaptación que hizo Jean Anouilh en 1944, en el París ocupado por los nazis. ¿Antígona es la lucha del individuo contra el poder, de la conciencia moral contra las leyes injustas?
—Efectivamente. Antígona es la lucha del individuo contra el Estado, de la pureza contra la corrupción. Antígona está indignada con una ley injusta y hace lo que tiene que hacer.  Más que una adaptación, la obra de Anouilh es una auténtica re-creación de la tragedia de Sófocles, en un lenguaje contemporáneo que nos resulta muy familiar y asequible.

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