Los pescadores de La Atunara de La Línea, mal que les pese, se han acostumbrado a esperar. Si estos días, tienen que esperar obligatoriamente a que la Junta abra el caladero, cerrado por la toxina DSP, para comenzar la temporada del corruco; o también, tienen que esperar a que les abonen los ingresos por la temporada de la melva; desgraciadamente estas esperas ya les son demasiados frecuentes.
En la mente de muchos de ellos está por ejemplo la larga espera, aún pendiente, por las indemnizaciones de la instalación del cable submarino por parte de Telefónica para mejorar las comunicaciones de Ceuta en 2007. Casi seis años después aún no han recibido ni un euro.
Una cantidad que se pactó en una reunión en Madrid en enero de 2007 con la intermediación del Ministerio de Medio Ambiente y que se cifró en 409.231 euros.
Como se recordará, Telefónica unió entre 2006 y 2007 Ceuta y La Línea con el tendido de un cable de fibra óptica que proporcionó adsl a mayor velocidad a la ciudad ceutí.
Aunque la Cofradía y la Asociación de Armadores se mostraron contrarias al trazado, que partía de la playa de La Atunara, finalmente el cableado fue colocado y los pescadores sufrieron importantes pérdidas por no poder hacer uso del caladero.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación prohibió faenar por la instalación del cable submarino y los pescadores finalmente tuvieron que aceptar el tendido y se comprometieron con un acuerdo de enero de 2007 al soterramiento del cable mientras se respetaba la distancia de un kilómetro a cada lado de la conexión, que pasaría a ser de 150 metros después de que estuviese el cable enterrado.
La reclamación de a indemnización ya sufrió en su día un retraso, puesto que la presentación de la misma por parte del Ayuntamiento de La Línea fue desestimada por lo que posteriormente los pescadores tuvieron que hacerla de forma individualizada cada uno en noviembre de 2010.
Telefónica también esgrimió en su día que la instalación del cableado sufrió un retraso por la rotura del tendido, que achacó a redes de pesca, sin mostrar ninguna prueba concreta, y que tasó en medio millón de euros.
