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Mayores de una excursión de Cartaya obligados a sacar empujando el bus en el que viajaban tras quedar atascado bajo una intensa nevada

Sucedió en tierras Castellano-leonesas, en una carretera poco transitada de una zona deshabitada y sin cobertura, donde casi se ven obligados a dormir en el autobús. Varios de ellos lograron llegar andando bajo una intensa nevada al pueblo más cercano, a 5 kilómetros, para alertar al 112

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  • Mayores empujan el autobús -

Eran 55 personas mayores y participaban en un viaje a las comunidades de Castilla y León, y Extremadura, organizado por la Asociación de Mayores Juan Pérez Pastor de Cartaya. Pero algunos de ellos vivieron una las experiencias más desagradables de sus vidas cuando al dirigirse en el autobús en el que viajaban a las Cuevas de Valdeporquero (León), les sorprendió una intensa nevada al circular por una carretera poco transitada. Al principio, asegura Pepa Macías, presidenta de la asociación cartayera, “empezaron a caer pequeños copitos de nieve que nos gustaron a todos porque la mayoría no había visto nunca nevar”. No obstante, prosigue, “a todos les cambió la cara cuando aquello se convirtió en una intensa nevada, que al final hizo que el autobús quedara atascado por la enorme cantidad de nieve que se acumuló en el asfalto”.

Pero lo peor aún estaba por venir cuando se dieron cuenta de que no paraba de nevar, pero sobre todo de que nadie tenía cobertura en sus móviles por tratarse de una carretera poco transitada en una zona muy alejada y deshabitada. Además, pasaban las cinco de la tarde y la caída de la noche estaba cada vez más cerca. “Por momentos -asegura- creímos que nos veríamos obligados a pasar la noche allí en medio de la nada, eso sí en el interior del autobús, que por suerte tenía combustible para la calefacción”.

No obstante, prosigue Macías, “los trabajadores de las cuevas que íbamos a visitar, que estaban a un kilómetro de donde el autobús se quedó atascado, al ver que no llegábamos a la hora prefijada, se temieron lo peor y decidieron salir a nuestro encuentro para ver si teníamos algún problema”. Al percatarse de la situación, acudieron con palas y picos para intentar desatascar el autobús, que tuvo que ser empujado por los propios mayores que integraban la excursión. De forma paralela, el guía contratado por los mayores cartayeros para el viaje, acompañado por uno de los excursionistas, se armaron de valor y, bajo la intensa nevada que caía, recorrieron a pié los cinco kilómetros que separaban el punto de la carretera en el que quedaron atascados del pueblo habitado más cercano para avisar al 112.


Al final entre todos: los propios mayores excursionistas, los trabajadores de las cuevas que iban a visitar, y los efectivos del servicio de emergencias del 112, que avisados por las dos personas que caminaron hasta el pueblo más cercano también acudieron al lugar, pudieron desatascar el autobús y escoltarlo hasta el hotel donde tenían previsto pasar la noche, quedando todo en un buen susto y en una anécdota que contar a sus hijos y nietos.

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