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Sábado 27/04/2024  

Andalucía

El marido dice que nunca la tocó y que ella no quería separarse

Primer día del juicio del ‘crimen de la enfermera’ en la Audiencia Provincial

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  • El acusado durante el juicio -

Jesús A. P. llegaba ayer a la Audiencia Provincial de Jaén un poco antes de las diez de la mañana y era recibido con aplausos de amigos y familiares que estuvieron allí durante la vista para apoyarle. Aseguraba a los medios estar tranquilo y así se mostraba unas horas después cuando declaraba ya en la sala, tras ser elegido el jurado que lo juzga y que está formado por cinco hombres y cuatro mujeres, más dos suplentes.


Contó como ese fin de semana habían discutido en varias ocasiones a causa del propofol (un anestésico) que dice que se inyectaba su mujer para evadirse y dormir. El domingo ya tenía decidido que se iría de casa a dormir en casa de un amigo y de hecho, según relató, preparó la maleta y la llevó al coche, pero como su amigo estaba en Granada se quedó en casa. El lunes después de trabajar asegura que le llamó al móvil su mujer desde casa y que comieron juntos. Entonces notó que tenía la lengua pastosa, por lo que tuvo la sensación de que se había inyectado el medicamento. Ella se acostó y él, después de recoger la mesa y lavar los platos, sobre las 18 horas, salió para ir al mecánico y “echar la primitiva”. Regresó para recoger la bolsa de aseo y algunas cosas, entró en el dormitorio, le dijo a ella que se iba de casa y le dio un beso y un abrazo. Incluso declaró que ella se mostró preocupada por dónde iba a dormir. Al día siguiente por la tarde pasó varias veces delante de la casa y como no veía luz y ella no cogía el telefono subió al piso y la encontró en la cama con medio cuerpo fuera. La incorporó y llamó a emergencias donde le dieron instrucciones para realizar la respiración artificial y masaje cardiaco hasta que llegaron los sanitarios que le dijeron que estaba muerta y no podían hacer nada.


Tanto la médico que acudió al domicilio como la Policía Nacional que inspeccionó el cuerpo con la forense declaraban ayer que estaba todo en orden y no había señales de lucha. Todos los indicios apuntaban a un suicidio. Había dos jeringuillas en la habitación: una había sido usada y estaba junto al brazo izquierdo de la víctima y otra en la mesilla sin utilizar junto a un bote de propozol y material sanitario. A la médico le llamó la atención que se utilizase un anestésico de quirófano y se lo preguntó al marido que dice que le dijo que lo utilizaba su mujer para poder dormir cuando tenía guardias.
Fue la forense cuando estaba realizando la autopsia la que avisó al juzgado de guardia para informar de que había cosas que no le cuadraban como una serie de lesiones en el cuello y la nariz. De ahí que la Policía Nacional abriese una investigación indagatoria e interrogó al marido. Entonces, según uno de los policías ya le comunicaron que la mujer había fallecido sobre la media tarde y les extrañó que el marido llamase a emergencias cuando era notorio que estaba muerta.
El juicio continúa hoy con más testigos y las pruebas forenses que presentarán las distintas partes.

18 años

Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular ejercida por la Junta de Andalucía califican los hechos de asesinato con alevosía y agravante de parentesco. Creen, y es lo que ahora tienen que probar, que el marido la golpeó y se aprovechó de que dormía para estrangularla y asfixiarla tapándole la nariz.


Para la defensa no solo no hubo asesinato sino que asegura que la investigación del Instituto de Medicina Legal “fue desastrosa”. Habla de una incorrecta manipulación del cadáver, se realizó la autopsia con una técnica no adecuada, que está desautorizada y que no hay una hora aproximada de la muerte porque la forense que realiza el levantamiento del cadáver lo deja pendiente de estudio. También critica que se hayan barajado tres intervalos diferentes para la muerte en tres informes distintos. Incluso en uno de ellos hay un error porque data la muerte cuando los dos se encontraban trabajando.


Asimismo insiste en la teoría de que no hubo estrangulamiento ni golpes exteriores sino signos de la autopsia y de putrefacción. De hecho anunciaron ayer que presentarán como testigos a varios especialistas catedráticos de distintas universidades, entre ellas la de Málaga y Santiago de Compostela que demostrarán esta tesis.


Por su parte la acusación se apoya en la crisis matrimonial de la pareja por una infidelidad de ella como detonante de los hechos. Y aseguran entre otras cosas que en las uñas de la víctima había sangre con ADN del marido.

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