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San Fernando

Porque se cagaban... las personas

Fue creciendo hasta convertirse en un laberinto para los niños.

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En el Parque del Barrero, casi a la altura del parque infantil, existe una plantación que vista desde cualquier ángulo no tiene pies ni cabeza. Se trata de unos setos que parecen sembrados al arbitrio de un loco y que afean el lugar por su incongruencia.

Sin embargo, no siempre fue así. Ese seto sin sentido un día fue un laberinto que fue creciendo con el parque y que hacía las delicias de los más pequeños, que se perdían en él entre juegos como una más de las atracciones del equipamiento urbano. En este caso una atracción clásica porque el laberinto es uno de los elementos casi obligatorio en las zonas verdes de ocio.

¿Por qué presenta el estado actual que no se sabe qué es ni qué fue? La respuesta es simple. La altura del seto y la falta de servicios públicos en el parque -no porque no hubiera sino porque los destrozaban una y otras vez algunas veces hasta grabándose con el teléfono- hizo que las personas lo utilizaran como servicio y que los indigentes que allí duermen tuvieran cubierta una necesidad vital.


Con la apertura del quiosco del Parque, que está obligado a tener servicios, el problema no se soluciona porque no está abierto las 24 horas del día -al parque sí se puede acceder las 24 horas del día-, por lo que el problema llegó a los padres de boca de sus hijos y los padres lo pusieron en conocimiento de la Delegación de Desarrollo Sostenible.

¿Solución? Cortar el seto y dejarlo en medio metro, lo que parece que ha funcionado, aunque ante determinadas necesidades medio metro es más que suficiente. Lo de poner guardas o asegurar el cierre no se contempla.

Mírese como un ejemplo de cómo son los bueyes con los que aramos. (Y perdonen el titular, pero como decía Cela...).

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