Bajo la sombra de la ermita de La Oliva, símbolo de la hermandad entre los pueblos de Vejer y Barbate, se encuentra un pequeño rincón donde es posible disfrutar de los guisos de toda la vida en plena naturaleza, con el hermoso paisaje de las marismas del río y los campos vejeriegos.
Jardines de la Oliva abrió sus puertas en mayo del año pasado como una concesión de la Hermandad de la Oliva. Uno de sus propietarios, Juan José Gómez, cuenta que llevaban algunos años alrededor de este proyecto “y veíamos que podía ir bien con la de gente que viene a la ermita”. Por ahora, y tras un año de trabajo asegura que “el balance es positivo”.
La idea de este sitio con encanto es bastante clara: “lo que queremos es recuperar las recetas originales de toda la vida que se hacen en casa”, explica Juan José. Para ello, ha aprendido de su madre todo lo que sabe de cocina y poco a poco ha ido conformando una carta en la que destacan los guisos del campo y los ingredientes tradicionales de los fogones vejeriegos. Almuerzo campero, carne al toro, arroces, magret de pato, las carnes de Retinto, el conejo, el venado y otras especialidades hechas cada día de forma casera se pueden degustar allí, aunque también aceptan encargos.
Pero no sólo se puede disfrutar de este agradable establecimiento para comer. Sus puertas abren cada día a las 9.30 horas de la mañana y así permanecen hasta que se tercie. Ofrecen igualmente un rico desayuno, un almuerzo, un café con tarta casera para merendar o una apetitosa de cena que luego se puede alargar con unas copas en un marco incomparable.
Además, ofrecen una amplísima variedad de tapas y es un lugar original para cualquier tipo de celebración al aire libre, aunque cuentan con un estupendo comedor con chimenea para el invierno. Por último, es un lugar ideal para ir con niños, ya que dispone de parque infantil en contacto con la naturaleza.
