Investigadores de la Universidad de Huelva han constatado la "ineficacia" de los procesos de restauración llevados a cabo en dos zonas de las balsas de fosfoyesos apiladas en la marisma de Huelva para eliminar la contaminación por metales pesados y metaloides al entorno del estuario de la ría.
Así lo ha destacado hoy en declaraciones a los periodistas Rafael Pérez, miembro del Departamento de Geología de la Universidad de Huelva, que junto a otros compañeros estudia el potencial de estas balsas, fruto de la actividad de Fertiberia durante décadas en el Polo Químico onubense.
Según ha precisado, las directrices generales de restauración, que ya se han aplicado en la zona 1 y 4 de la balsa, que consisten en eliminar el agua de proceso que hay embalsada sobre la balsa y colocar una cubierta vegetal sobre la misma "no funcionan" pues en esas zonas, la balsa "sigue aportando contaminación al estuario de la ría", y "sucederá lo mismo si se hace en el resto de la superficie".
El problema radica, ha precisado, en que "se presupone un modelo de meteorización, que consiste en la infiltración del agua de proceso que hay en la parte superior de la balsa, altamente contaminante, hacia el agua subterránea que, posteriormente sale por los bordes, que no es real".
La lixiviación de contaminantes, ha explicado Pérez, "no se produce por infiltración, sino que lo que hay es un ascenso de agua mareal desde la zona profunda de la balsa y es esa agua la que produce la contaminación, por ello aunque se quite el agua de proceso y se tape la balsa no se va a evitar que siga habiéndola".
En su opinión la solución viable pasaría además de por quitar el agua de proceso y cubrir la balsa por instalar sistemas de tratamiento en las salidas de borde de forma "que se pueda tratar ahí el agua antes de que se descarguen al estuario".
Por ello, considera que si la propuesta realizada por Fertiberia no plantea esto último no será efectiva; asimismo, ha asegurado que la posibilidad de quitar los fosfoyesos de la zona, como plantean colectivos ciudadanos y ecologistas, es "inviable económicamente".
"El problema está en origen, ese residuo no cumple la normativa europea y debería de haber sido depositado en un vertedero de residuos peligrosos, pero en origen, ya están apilados en la marisma, por lo que ahora lo que hay que buscar es minimizar el impacto de la balsa sobre el estuario", ha concluido.
