Los resultados de la investigación dirigida por miembros del Memorial Sloan-Kettering Center de Nueva York fueron difundidos ayer en la página web de Nature, aunque de momento no saldrán publicados en el próximo número de la revista especializada.
En concreto, los investigadores han descubierto que los genes COX2 Y HB-EGF, que ya se sabía que están directamente implicados en la movilidad y capacidad de invasión de las células cancerígenas, sirven también de “intermediadores” en el mecanismo de propagación del cáncer desde el pecho hasta el cerebro.
Además, se han dado cuenta de que un tercer gen, conocido como Stgalnac5, es el que da a las células enfermas del cáncer de mama la capacidad de abandonar el sistema circulatorio e incluso atravesar la barrera hematoencefálica. Esa barrera es una membrana que existe entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central y que sirve precisamente para impedir que muchas sustancias tóxicas lleguen al cerebro.
La metástasis del cáncer de mama al cerebro ocurre normalmente años después de que se haya extirpado un tumor del pecho.
“Nuestra investigación ayuda a clarificar el papel que desempeñan estos genes para determinar cómo las células tumorales del cáncer de mama se liberan y cómo, una vez que se trasladan, deciden dónde atacar”, dijo Massagué, presidente del Memorial Sloan-Kettering Center de Nueva York e investigador del Instituto Médico Howard Hughes, en un comunicado de prensa.
Para llegar a sus conclusiones, el equipo de Massagué realizó diferentes aproximaciones paralelas, como aislar células tumorales con tendencia a atacar el cerebro en pacientes con un avanzado estado de la enfermedad, realizar pruebas en ratones y estudiar datos clínicos previos.