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Chiclana conmemora los 50 años de su riada más grave

Hace 50 años 28 niños de un colegio de Chiclana recibieron la extremaunción, medida desesperada que tomaron los curas que veían cómo el camión que les cobijaba estaba a punto de hundirse. Milagrosamente, nadie murió

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Hace 50 años 28 niños de un colegio de Chiclana (Cádiz) recibieron la extremaunción, medida desesperada que tomaron los curas que veían cómo el camión que les cobijaba estaba a punto de hundirse en medio de una riada, la más grave que ha sufrido el pueblo en su historia y en la que, milagrosamente, nadie murió.

Chiclana sufrió el 19 de octubre de 1965 esa intensa riada, que ha motivado, cinco décadas después, un amplio programa de actividades de conmemoración, en el que se incluye la elaboración y proyección del documental 'Si llega a ser de noche', con guión de Juan Carlos Rodríguez, que reúne, por primera vez, los testimonios orales de los que sobrevivieron a aquel siniestro.

"Las 26 voces que hemos conseguido reunir coinciden en algo: que si la riada en vez de producirse de día, ocurre de noche, estaríamos hablando de cientos de muertos", destaca Rodríguez tras haber escuchado más de cinco horas de grabación de los vecinos.

Entre ellos, Francisco Morales, uno de los niños que recibió la extremaunción mientras esperaba ser rescatado del camión en el que se habían refugiado para huir de la grave inundación.

"Muchos dicen que aquel día llovía a mares pero no es verdad; en ese caso, mi madre no me habría enviado al colegio y yo ese día tuve que ir a clase", recuerda Morales, quien entonces tenía nueve años.

"La lluvia fuerte había empezado en Medina Sidonia y eso provocó que el río Iro viniera cargado y rebosó con gran fuerza en Chiclana, tanto que no dio tiempo a llevarnos a nuestras casas desde el colegio, por lo que nos montaron en el remolque de un camión sin techo para que quedáramos en alto", rememora.

El agua inutilizó el motor y la crecida del agua provocó que el camión saliera navegando por las calles, dando bandazos hacia un lado y otro, e inclinándose continuamente hasta casi volcar.

"No recuerdo haber tenido miedo porque era pequeño y era muy inconsciente pero sí recuerdo a las mujeres que nos veían desde los balcones llorando y a los curas dándonos la extremaunción al ver que el camión se hundía con nosotros", explica.

Finalmente, Morales, como el resto de niños y vecinos de Chiclana, sobrevivió a la riada, que alcanzó su máxima altura a las cuatro de la tarde, cuando viviendas de dos plantas quedaron completamente anegadas, aunque los daños materiales fueron cuantiosos, lo que obligó a activar un plan de emergencia y solidaridad para donar muebles, ropas y colchones en las muchas casas donde no quedó absolutamente nada.

La gran mayoría de vecinos se salvó porque consiguieron subir a tejados y plantas altas de las casas, antes de quedar atrapados por el agua.

El 50 aniversario de esta riada ha motivado que el Ayuntamiento de Chiclana haya coordinado un programa de actividades que se iniciará mañana lunes con el descubrimiento de una placa en la plaza de España con la presencia del alcalde, José María Román, y el vicepresidente de la Junta, el también chiclanero Manuel Jiménez Barrios.

Este mismo lunes Radio Cádiz, de la Cadena SER, ofrecerá un programa en directo junto al río Iro, a la misma hora en la que comenzó la riada 50 años antes, y por la tarde, se inaugurará la exposición en el Museo de Chicana 'El río de la memoria', una recopilación de fotografías de aquel día, que permanecerá abierta hasta el 10 de enero.

El miércoles 21 de octubre se proyectará el documental 'Si llega a ser de noche', el 28 habrá un encuentro de mujeres y el 31 un concierto homenaje de la Joven Orquesta Ciudad de Granada.

También este programa de actividades incluye una reflexión técnica sobre la riada y sobre la posibilidad de que algo así pudiera volver a ocurrir, con la celebración de unas jornadas con responsables municipales y de la Demarcación de Costas en torno a la inundabilidad de la ciudad, ahora que se está elaborando su nuevo plan general.

La riada no se llevó ninguna vida pero sí arrasó con casas y negocios enteros, destrozó enseres y objetos de gran valor sentimental de toda una generación y provocó secuelas psicológicas en muchos vecinos que padecieron durante años fobia al agua.

La conmemoración llega 50 años después del suceso con el objetivo de que los relatos y recuerdos de esos vecinos permanezcan y se guarden para siempre, testimonios como los de esos niños que terminaron el colegio con la extremaunción echada.

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