Muchas ciudades y grandes capitales de Andalucía se encuentran en pie de guerra por culpa de la conocida como la batalla de los veladores. Determinadas zonas se están convirtiendo en intransitables y molestas para muchos vecinos por la proliferación de sillas y mesas para hostelería en las calles. Por una parte, los vecinos piden a los ayuntamientos que se cumplan las ordenanzas municipales al respecto y se sancione a aquellos que la incumplan y, por otra, se encuentran los propietarios de negocios de hostelería que instan a los gobiernos locales a una mayor flexibilidad para modificar el pago y la instalación de sus terrazas.
El conflicto no viene de nuevas. Hace cuatro años, la prohibición del anterior gobierno de fumar dentro de bares y restaurantes llevó a los clientes que no querían soltar el cigarrillo a tomar las calles. Una situación a la que se suma el propicio clima de Andalucía para que los clientes, incluso en los meses que se suponen más frescos, opten por consumir en las terrazas.
Sevilla OK, Córdoba KO
Una guerra que parece haberse apaciguado en el caso de Sevilla, donde ayuntamiento y hosteleros han consensuado recientemente una subida de las tasas para las terrazas al aire libre supeditada a la categoría de las calles en las que se instalen y a la saturación de las mismas. Así pues, la subida será de un 4% en el caso de las de “categoría especial”, en la que se encuentran más de 20 calles muy saturadas como la calle Betis, la Alameda de Hércules, la plaza de la Encarnación o la Avenida de la Buhaira, mientras que sube un 3% en las calle de primera y segunda categoría. Una subida progresiva que recae en los negocios de zonas de mayor rendimiento.
Un caso diferente es el de Córdoba. La capital califal vive durante los últimos meses entre las quejas de vecinos y hosteleros y entre estos últimos y el consistorio local. El Ayuntamiento de Córdoba ya tomó cartas en el asunto aumentando la actividad de unas inspecciones a los establecimientos que han dejado sanciones para el 60 por ciento de los locales.
