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San Fernando

Rosco de Oro para el hombre que hace Semana Santa a pie de calle

Manuel Lucas recibió el premio que desde hace 22 años entrega la centenaria Pastelería la Victoria a quienes trabajan por la Semana Mayor de La Isla.

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Lo definió a la perfección el primer teniente de alcalde, Francisco Romero, máxima representacion municipal en el acto de la entrega del Rosco de Oro 2016, la vigésima segunda edición, que tuvo lugar en la noche de este lunes en el salón de los AAAA Salesianos.

El Rosco de Oro de este año se entregaba a un hombre humilde, a uno de esos isleños, confrades, saeteros, que recorre las calles de La Isla en los días de Semana Santa apagando los murmullos, elevando la voz al cielo y convirtiendo el momento en uno de los momentos inolvidables de cada salida procesional. A uno de esos hombres que desde la humildad engrandecen la Semana Mayor de La Isla.

Fue el secretario de la Comisión que elige cada año a quien se entregará el Rosco de Oro, Faustino González-Lunaro, quien abrió el turno de palabra dando lectura al acta que proclamaba a Manuel Lucas Vidal para recibir el galardón. Nacido en San Fernando en el año 1945, en la Calle Comedia, Lucas ha sido comercial de la firma Cruzcampo, está casado con Concepción Márquez Llerena, y es padre de siete hijos. 

Es hermano de las Hermandades de Cristo Rey, Caridad y Nazareno y socio de las Peñas Chato de la Isla, Camarón de la Isla y de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos. “Es cantaor flamenco y saetero por los cuatro costaos y actualmente es director del Coro Flamenco de la Peña Camarón de la Isla”. 

En el apartado de premios concedidos por concurso de saetas, ostenta, ganado en Jerez, el de la Peña la Buena Gente; en Cádiz, Federación de Peñas; en El Puerto de Santa María, el de la Peña Tomás el Nitri y en San Fernando, los de la Asociación Vecinos las Marismas y la Tertulia Flamenca de la Isla. 
Cantó una saeta compuesta por él al Nazareno, cuando fue nombrado Regidor Perpétuo de la Isla y es colaborador de entidades, en temas de saeta y flamenco, de forma totalmente desinteresada. “Como anécdota, deciros que su primera saeta, la cantó debajo del Paso del Prendimiento, siendo él cargador del mismo”, dijo González-Lunaro. También ha sido cargador de la Virgen del Silencio, Borriquita y Prendimiento. 

“Como podemos ver un amplio curriculum en este arte y palo del flamenco. La Comisión, ha querido reconocer además de a Manolo Lucas, como es conocido por los amigos y cofrades, a la peña Chato de la Isla y Camarón de la Isla, por la labor que emprenden con sus escuelas de saeta, en el aprendizaje de jóvenes promesas en el mundo del flamenco y concretamente, de la saeta en nuestra tierra”. 

Que abra camino

Por su parte, Manuel Lucas agradeció el galardón, especialmente que se conceda por primera vez a un saetero y deseando que esta edición abra un camino para reconocer a toda esa gente de a pie sin la cual la Semana Santa no sería la que es. 

Pero el acto todavía tenía una intervención antes de la entrega del premio, la insignia de oro y el pergamino que la acredita. Era la de la concejala del Partido Popular, pero sobre todo saetera, y joven, María del Carmen Roa Suárez.

Roa mostró su “mucha alegría” por ver “a un amigo recogiendo una distinción tan bonita y con tanta historia en la Isla cofrade, como es el Rosco de Oro y que este año el rosco haya recaído en un saetero”. 

“Y es que muchas veces hablarnos del patrimonio de la Semana Santa Isleña sin caer en la cuenta de que la saeta, es una parte más indivisible de ese todo, de ese patrimonio que al igual que el estilo de carga, las bandas de música, la mantilla o las marchas nuestras, forma parte también de ese legado que debernos cuidar. Y es que los saeteros somos conscientes de que esto es una forma de orar, de rezar cantando ... , y que forma parte de esos tesoros que aparecieron en Andalucía hace ya mucho tiempo”. 

“Es la primera vez que se le entrega el Rosco de Oro a un saetero, y tengo la suerte de conocer a Luquitas, como yo cariñosamente lo llamo, desde hace mucho tiempo. Podría contarles mil cosas de él, pues puedo presumir de conocerle bien y de haber vivido con él no pocos momentos”, dijo Roa. 
Hablo de su compromiso con su ciudad “más que demostrado, y es que a él se le llena la boca diciendo que es cañaílla y que corno la Isla, no hay tierra alguna. Ya hemos conocido antes la biografía de Lucas, a la que me van a permitir que añada que su afán porque la saeta no se pierda le ha llevado a cantar a todas las imágenes de nuestra Semana Mayor. Sí.. .Porque Lucas canta todos los días. Y a todas. Y si puede dos veces a cada una, mejor, aunque eso implique que muchos le gastemos bromas que él siempre se torna con buen humor.  Y dirán ustedes. ¿Entonces cómo lo hace? ¿Es que repite mucho las letras no?  Pues no, porque les puedo jurar que Lucas lleva encima por lo menos 50 papelitos con letras para él y para todo el que en algún momento las necesite. Tanto es así que, corno digo, tiene que soportar las bromas y los chistes del resto que vamos con él.  Le canta a todas, aunque hay dos imágenes por las que él tiene verdadera predilección; la Virgen de la Estrella y la Virgen de la Caridad. Por ello, no falta a su cita cada año en el barrio de las Siete Revueltas y en la calle Comedias, respectivamente”. Y ya estaba contado el secreto de Manuel Lucas, su calidad de parte de la Semana Santa en general, sin faltar un día.  

”Hoy se le entrega el Rosco de Oro –siguió diciendo Rosa- a un hombre que de la mano de grandes como El Manteca, El Chato o El Palma, concibió la saeta como el rezo más bonito; un hombre que superó la timidez para enseñar a la Isla esa pasión que su madre le inculcó; un hombre que nunca ha dicho que no a ninguna asociación o peña que le pidiese el favor de cantar; un hombre que a los jóvenes como yo les ha dado consejo y les ha advertido de la guasa que tiene la saeta; un hombre que defiende que la saeta es un don de Dios y que es el corazón el que te dice que debes rezar cantando. Hoy se le entrega el Rosco a Manuel Lucas; isleño, saetero y amigo. ¡Enhorabuena!”. 

Un hombre siempre dispuesto

Por su parte, Cristóbal del Águila Pulido, señaló a Manuel Lucas como un hombre siempre dispuesto a colaborar con todos y se remitió a las palabras de los precedentes, a la vez que recordó la figura de  Juan Meléndez Serván, “una persona a la que siempre tendremos presente”. Para él fue la dedicatoria de esta vogésima segunda edición del Rosco de Oro.

Fue entonces cuando se pasó al acto principal, la imposición de la insignia y la entrega del pergamino. La primera impuesta por Cristóbal del Águila Pulido y la segunda por el patriarca de la Pastelería la Victoria, Cristóbal del Águila Gil. Con la particularidad de que el ojal de Manuel Lucas no estaba abierto y al final la mostró al público en la mano. Daba Igual. Ya estaba hecho.

Manuel Lucas, precisamente porque es una persona siempre dispuesta a echar una mano, ha sido quien ha cantado siempre la primera saeta de la Semana Santa en este acto, aunque también canta la primera en la capilla de La Salle, a la Hermandad de la Borriquita, la que abre las procesiones. En esta ocasión, a pesar de ser el homenajeado, no faltó a cita y cantó una saeta por carcelera.

Quien con su alocución ofreció la primera sorpresa de la noche, María del Carmen Roa, fue la artífice de la segunda al demostrar que cuando hablaba de Manuel Lucas sabía de lo que estaba hablando. Y es que Roa es también saetera y lo dejó patente sobre el escenario.

Las declaraciones del primer teniente de alcalde, Francisco Romero, las mencionábamos al principio y le quiso dar la palabra a Cristóbal del Águila Pulido, quien en principio declinó la invitación. Luego, además de la consideración a Manuel Lucas, a la comisión del Rosco de Oro, a sus hijos que son los que ahora llevan el negocio y a su mujer, "gracias, guapa" y “cuando les pregunto si han hecho… sí papá, ya está. Lo llevan todo. O lo dicen para que me calle, que los viejos somos muy pesados”.

Y remató la faena con una frase que es una realidad. La Semana Santa de La Isla es una fuente de riqueza para todos los comercios, los que venden dulces y los que venden zapatos. No hay fiesta que deje más dinero.

Que el buen tiempo la acompañe.

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