En uno de los tres jueves del año que relucen más que el sol, Rota se ha vuelto a volcar con la salida procesional de su venerada Virgen de los Dolores. Jueves Santo de cielos despejados y ambiente festivo el vivido en la tarde de hoy en la que cientos de roteños y visitantes han acompañado a la Hermandad de los Dolores en su sentido y elegante peregrinar por las calles de la localidad.
A las siete y cuarto de la tarde, y ante la concurrida presencia de los numerosos cofrades que se congregaban en la plaza de Andalucía, se abrían las puertas de la Iglesia de la Caridad para dar salida a la Cruz de Guía, ejemplo del hermoso patrimonio cofrade del que goza esta Hermandad. Tras ella, una cohorte de unos 220 hermanos ataviados con blanca capa y antifaz carmesí iniciaban su estación de penitencia acompañados de una concurrida sección joven que aportaba alegría y juventud al cortejo. Un reducido grupo de mujeres elegantemente ataviadas con negra mantilla, les seguían de cerca.
Y llegó el ansiado momento. El del reencuentro de Rota con la indiscutible Reina y Señora de su Jueves Santo. La imponente talla de la Virgen de los Dolores, con su hijo ya fenecido entre sus brazos, realizaba su entrada triunfal en la plaza de Andalucía gracias al tradicional ejercicio de pericia y maestría de su cuadrilla de costaleros. Cuarenta hermanos que, guiados por el capataz Pedro Merino, protagonizan un momento de intensa emoción al portar de rodillas el paso en su dificultosa salida de la capilla de la Caridad.
Un aplauso atronador inundó tras ese instante la plaza de Andalucía mientras la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Caridad iniciaban su estación de penitencia sobre un manto de rojos claveles y al son de los primeros acordes musicales de su siempre fiel Banda de Música de la Hermandad del Nazareno que desde hace un cuarto de siglo acompaña a la reina del Jueves Santo en su salida procesional.
Con su dulce y atormentado rostro subyugado por el sufrimiento, esta Dolorosa, obra de Ramón Chaveli, enfiló la calle Blas Infante con su acompasado caminar. Una multitud de fieles la aguardaría a lo largo de todo su recorrido, protagonizando intensos instantes de rezos, plegarias y fervor popular hasta su retorno a la capilla de la Caridad previsto para las doce y media de la noche.
