En esta ocasión además la tragedia ha ocurrido en aguas jurisdiccionales del país vecino si bien de acuerdo con los tratados internacionales, las labores de rescate y salvamento son atribuidas a España. La patera había partido de Tánger, una ciudad que cuenta con numerosas vinculaciones con la provincia gracias a la amplia red de intercambio realizado y que además está vinculada estrechamente a Algeciras. De sus costas y en una fría noche partieron, algunos para no volver, los irregulares.
Desde la implantación del SIVE en toda la costa andaluza en el 2002 -Algeciras fue punta de lanza- el número de inmigrantes irregulares disminuyó y recientemente se destacó que la actual crisis económica disminuía también el fenómeno migratorio hacia las costas españolas. Desgraciadamente siempre hay intentos desesperados y personas dispuestas a embarcarse en condiciones lamentables -baste ver la imagen de la lancha en que embarcaron los 40 subsaharianos- para que siga este flujo hacia la orilla norte del Estrecho.
Lo sucedido debe concienciar que no hay, por un lado, que bajar la guardia ante la inmigración irregular, y por otro que se necesita la colaboración también de Marruecos en esta lucha. Pero también hay que tener en cuenta las condiciones tan extremas de miseria y desesperación en los países del Africa subsahariana.