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España

Ciudadanos intentó ser clave en la formación de gobierno con solo 40 escaños, pero el PP no le siguió el juego

El partido de Rivera modificó varias veces su posición, pasando de la abstención al acuerdo con el PSOE y disposición a estar en el Gobierno

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  • Rivera y Sánchez -

Ciudadanos intentó convertirse en una pieza clave en las negociaciones para formar gobierno tras las elecciones generales del pasado 20 de diciembre a pesar de ser la cuarta fuerza política en el Congreso, pero el PP frustró sus aspiraciones al ignorar sus peticiones para que Mariano Rajoy se retirase y negarse a participar en el acuerdo de legislatura firmado por el PSOE y C's para llevar a La Moncloa al socialista Pedro Sánchez.

   En los cuatro meses de esta efímera legislatura, el partido de Albert Rivera ha modificado sustancialmente su posición, pasando de defender su abstención para un gobierno del PP en minoría a firmar un acuerdo de investidura con el PSOE y posteriormente estar dispuesto a entrar en un Gobierno con Pedro Sánchez.

   Cronológicamente, el día después de los comicios, el presidente de Ciudadanos defendía un gobierno del PP en minoría, para lo cual ofreció la abstención de sus 40 diputados y pidió la de los 90 representantes socialistas.

   En aquel momento, la otra alternativa que contemplaba Rivera era un ejecutivo "multipartito" del PSOE con Podemos y otras formaciones facilitado por la abstención de fuerzas nacionalistas o independentistas. Y esa es una opción que siempre ha rechazado de plano por considerar que el modelo económico y territorial de la formación morada es antagónico al de C's.

   Hasta entonces, la posición de Ciudadanos no había cambiado respecto a lo que anunció el último día de la campaña electoral: que se abstendría en la votación de investidura para permitir un gobierno del PP o uno del PSOE pero se opondría a un ejecutivo del que formase parte Podemos o en el que este partido fuese decisivo.

   También aseguraban que no entrarían en ningún gobierno y que no votarían "sí" a la investidura del candidato de otro partido. Pero todo cambió cuando, el 22 de enero, el presidente del Gobierno en funciones y candidato del PP, Mariano Rajoy, declinó la invitación del Rey a presentarse a la investidura.

EL ACUERDO CON EL PSOE

   Ciudadanos argumenta que eso marcó su giro, porque a partir de ese momento sostuvo que el candidato que tenía la iniciativa para formar gobierno era Sánchez por haber aceptado el encargo del rey. Tras lo cual empezó a acercarse al PSOE y a alejarse del PP, de cuyo candidato ha dicho una y otra vez que no es la persona adecuada para liderar una nueva etapa en España de regeneración política y reformas profundas.

   Las negociaciones con el PSOE culminaron el 24 de febrero con un pacto de legislatura que incluía más de 200 reformas. El acuerdo establecía que la formación naranja votaría a favor de la investidura de Pedro Sánchez, un cambio de postura que C's asumió con naturalidad cuando solo faltaba una semana para el Pleno de investidura.

   Puesto que el voto favorable de sus 40 diputados no era suficiente para investir a Sánchez ni siquiera en el segundo intento --con mayoría simple--, Ciudadanos emprendió una campaña para forzar que los 'populares' eligieran a Sánchez con su abstención, lo que fue recibido por el PP como un agravio, argumentado que no podía hacer presidente a quien había perdido las elecciones y sólo tenía 90 escaños.

   Pese a las reiteradas negativas de los populares, Ciudadanos insistió en convocar una reunión entre los equipos negociadores, sin Rajoy, sin Sánchez y sin Rivera, sobre los contenidos del acuerdo, para que el PP dijera cómo quería mejorarlo. Así trataba de superar el que describía como el principal obstáculo, el "personalismo" del jefe del Ejecutivo en funciones.

   Pero el PP nunca le siguió el juego y lo acusó de haberse entregado a Sánchez. Ante la dificultad de convencer a los 'populares', decidió pedir igualmente la abstención de los de Pablo Iglesias, también sin éxito.

SE MANTIENEN JUNTO AL PSOE TRAS LA INVESTIDURA FALLIDA

   Tras el fracaso de la investidura de Sánchez, el PSOE y Ciudadanos decidieron mantener el pacto y seguir buscando el respaldo de otras fuerzas políticas e incorporar aportaciones de la sociedad civil. Pero no lograron sumar nuevos apoyos.

   Durante todo el proceso, Ciudadanos fue consciente del riesgo de que los socialistas abandonasen el acuerdo. Pero al mismo tiempo decían que no veían al PSOE pactando con Podemos y otros partidos un gobierno "a la valenciana", como planteaba Iglesias, para aplicar unas medidas que no tuviesen nada que ver con las acordadas con C's.

   Entretanto, siguieron apelando a la participación del PP, conscientes de que las reformas que querían llevar a cabo no se podrían aprobar sin los votos de ese partido.

   A finales de marzo, C's propuso formar un gobierno de coalición con los socialistas, abandonando así su principio de no entrar en un ejecutivo encabezado por otro partido. Lo justificó diciendo que su objetivo no era pedir sillas y cargos, sino evitar un ejecutivo del PSOE en minoría, que sería "demasiado débil".

OFENSIVA CONTRA RAJOY

   Mientras, Ciudadanos seguía intentando persuadir al PP, y emprendió  de nuevo otra dura ofensiva contra Rajoy. Incluso advirtió a los 'populares' de que si no negociaban, serían responsables del fracaso del pacto entre las fuerzas "constitucionalistas" y del ascenso de Podemos al poder.

   Desde que se firmó el acuerdo de legislatura el 24 de febrero, el partido naranja ha acusado a Podemos y al PP de provocar un "bloqueo" político. Mientras, ha ensalzado la capacidad de diálogo y de consenso de C's y del PSOE, con el que parecía haber sellado un pacto de no agresión.

   Los ataques contra el presidente del Gobierno en funciones se intensificaron en abril, ya fuera por no comparecer en el Congreso de los Diputados, por no explicar la situación del ya exministro José Manuel Soria en relación con los 'papeles de Panamá', por ocultar el incumplimiento del objetivo de déficit o por los casos de corrupción del PP en Valencia y Granada.

   Durante la última semana, Rivera llegó incluso a señalar que si depende de ellos ni Rajoy ni su actual equipo de gobierno estarán en el gobierno que se conforme tras la repetición de las elecciones en junio. Afirmó que aunque el PP vuelva a ganar las elecciones, solo estará dispuesto a pactar con la "gente joven y limpia" del PP, y no con aquellos que no apuestan por la "regeneación".

ENDURECIMIENTO DE LA POSTURA FRENTE A PODEMOS

   El otro blanco de las críticas de Ciudadanos ha sido Podemos, al que ha afeado sus vínculos con Venezuela, su política "irresponsable" con las cuentas públicas o su actitud respecto al líder abertzale Arnaldo Otegi.

   Cuando esta formación aceptó por primera vez reunirse conjuntamente con el PSOE y Ciudadanos, la formación naranja no apreció ninguna flexibilización en la posición de Iglesias. De hecho, le acusó de haber acudido con la intención de "dinamitar" el pacto con los socialistas.

   Sin embargo, Ciudadanos ya había endurecido su postura hacia Podemos poco antes de ese encuentro, aprovechando que este partido atravesaba una crisis interna y que las encuestas electorales no le sonreían. Aunque sabía que estaba pidiendo un imposible, le exigió no su abstención, sino su voto favorable, y sin apenas poder tocar el acuerdo.

   El portazo de Podemos al pacto PSOE-Ciudadanos se confirmó cuando las bases de la formación morada se pronunciaron en una consulta. Posteriormente hubo algunas propuestas de última hora para intentar formar un gobierno, entre ellas la idea de Rivera sobre un ejecutivo apoyado por PP, PSOE y C's y presidido por una figura de consenso.

   Sánchez rechazó la iniciativa diciendo que España no necesitaba "tecnocracias", y el PP la calificó de "ocurrencia". Con el rechazo del 'Pacto del Prado' sugerido por Compromís durante la última ronda de consultas del Rey con los líderes políticos, fracasó la última tentativa por alcanzar un acuerdo.

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