La situación política portuense vuelve a plasmar la realidad con la que se viene moviendo en los últimos meses, donde la inestabilidad y la falta de acuerdos pueden llevar a la ingobernabilidad a las próximas fechas o hasta la terminación de la legislatura, ante la ausencia de una mayoría que dé equilibrio y consistencia a un proyecto que comienza a asumir el incumplimiento de un programa con más dudas que soluciones al estar atados de pies y mano por la incapacidad de imponer finalmente su programa.
La minoría plenaria se impone en cada asunto que se trata. La bancada de Levantemos, antiguos socios de gobierno, no da su brazo a torcer ante la estupefacción de un David De la Encina que empieza a perder los nervios. La aritmética se aplica fielmente.
De la Encina y Fernández se topan en cada pleno con el freno del PP, lo que no es extraño, y con el de Levantemos. José Antonio Oliva, portavoz de Levantemos, parece tener en su mano la gobernabilidad de la ciudad, bien sea a través de una moción de censura, si la apoyara, o por medio de una moción de confianza que el alcalde no piensa, por el momento, convocar.
Ahora el bipartito empieza a reconocer las complicaciones y las dificultades que van a entrañar sacar adelante cualquier iniciativa o medidas, de las escasas, por cierto, que vienen acompañando en revertir el panorama local en cada Pleno celebrado.
Un reto que cada uno de los dos bandos, Gobierno (PSOE-IU) y oposición (Partido Popular, Ciudadanos, Levantemos y Coronado), se han encargado de brindar sin que ninguno de los dos hayan, hasta el momento, movido pieza para descongestionar la realidad.
Ninguno de los dos ha dado el paso conclusivo para hallar un desenlace. Muchas conjeturas y mucha cautela acompañan cada paso sin que ninguno de los dos dé el definitivo, en un bloqueo que promete alargarse sin remisión ante los noes y las abstenciones que suelen acompañar, casi como costumbre, a cada sesión plenaria.
Censura o confianza
Si por una parte el Partido Popular instaba al alcalde, David de la Encina, a someterse a una cuestión de confianza tras la imposibilidad de poder sacar adelante las modificaciones en las Ordenanzas Fiscales, en la primera reválida, la subida de impuestos quedó relegada y apartada.
Hasta que, ahora ya con el edil socialista Ángel Quintana ya de vuelta de la luna de miel y con el voto de calidad del alcalde, nuevamente, se volvió a presentar las propuestas tumbadas en el anterior Pleno y aprobadas ante la perplejidad de todos, y la ausencia de Alfonso Candón.
“Eso es lo que pasa por querer gobernar con nueve concejales”, le espetaba su portavoz, Germán Beardo a la bancada del bipartito. Una situación que se va a volver a repetir una y otra vez.
La “anomalía democrática” que apunta Beardo es un contrasentido según él, al recordar que los resultados y comprobar que el PP obtuvo casi 11.000 votos en las municipales frente a los 200 votos menos de PSOE-IU juntos.
Su argumentación encontró la respuesta a la proposición popular con la contestación del Responsable de Organización de Izquierda Unida, José Luis Bueno, apremiando a que “si el PP va a insistir en su estrategia de bloqueo, desde Izquierda Unida le decimos que sean valientes, que se dejen de rodeos e historias que en nada benefician a la ciudad y presenten una moción de censura. Izquierda Unida no tiene miedo ni al PP ni al Ministro de Hacienda”.