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Las revueltas enemistan a China con el mundo musulmán

Mientras la ciudad de Urumqi intenta recuperarse de los disturbios del 5 de julio, aumenta la tensión entre China y el mundo musulmán, tradicional aliado de Pekín pero donde algunos grupos radicales ya han salido en defensa de sus ?hermanos uigures?.

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Mientras la ciudad de Urumqi intenta recuperarse de los disturbios del 5 de julio, aumenta la tensión entre China y el mundo musulmán, tradicional aliado de Pekín pero donde algunos grupos radicales ya han salido en defensa de sus “hermanos uigures”.

La amistad entre China y el Islam, nacida en los tiempos de la descolonización y el movimiento de los “no alineados”, vive ahora, debido a los enfrentamientos entre chinos han y musulmanes uigures, los primeros signos de alejamiento, ante los que Pekín ha reaccionado con alarma.

Es por ello que el Gobierno chino pidió ayer a la comunidad musulmana mundial que comprenda las medidas tomadas por las autoridades en los disturbios en Urumqi y “no entienda los disturbios como un conflicto de religiones”.

“Si los países musulmanes tienen una idea clara de los incidentes, comprenderán las medidas que se tomaron”, señaló ayer en rueda de prensa el portavoz de turno de Asuntos Exteriores, Qin Gang.

La respuesta de Qin se produce tras algunas llamadas de islamistas radicales a la “guerra santa” contra China en países como Indonesia, Irán o Turquía, días después de los enfrentamientos que se saldaron con 184 muertos y más de 1.600 heridos en Xinjiang.

Qin recalcó que “China y los países musulmanes por largo tiempo se han respetado y ayudado” y expresó el deseo de que la cooperación entre ambos continúe sin “interferencias en los asuntos internos”.

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