Obviamente, la capacidad de matar de estos terroristas siempre está operativa y cabe imaginar que la respuesta de la banda pueda ser un nuevo atentado, pero ninguna muerte --por trágica que vaya a ser-- va a poder ocultar la fragilidad de unos asesinos que ya dedican, como se ha comprobado con el propio 'Txeroki' , más tiempo a esconderse y a intentar eludir a la Policía que a preparar atentados. Por eso, se debe mostrar la satisfacción que esta gran noticia representa, aunque también hay que saber administrarla y no dejarse llevar por el optimismo y la euforia, ya que la lucha contra ETA todavía va a ser muy larga y muy dura y por el camino cabe imaginar que habrá más víctimas inocentes de las que cabría esperar.
Sin embargo, también es justo reconocer que se está actuando, de forma conjunta con las fuerzas de seguridad francesas, de manera clara, contundente y acertada y que se está consiguiendo lo que mucha gente pensaba que no se podría lograr: desarticular toda la estructura de los terroristas con la ley y el derecho en la mano, con actuaciones policiales concretas, no sólo contra los propios asesinos sino también contra el entramado juvenil de la kale borroka y arrinconando de forma paralela a las organizaciones que les apoyaban desde un punto de vista político. Un triple frente del que sólo cabe felicitar a los gobiernos español y francés y a sus mandos policiales.