El fiscal ha mantenido hoy su petición de 6 y 5 años de cárcel para dos acusados de detención ilegal y robo con intimidación y uso de arma perpetrado en noviembre de 2017 en una clínica veterinaria de Sevilla en la que sustrajeron 7.000 euros, maniataron a un empleado y huyeron en el coche de éste.
Los hechos ocurrieron en noviembre de 2017 en el centro veterinario Los Podencos cuyos dueños reconocieron en la grabación de las cámaras de seguridad a uno de los ladrones como un extrabajador, J.A.R.V., por su voz y su forma de andar, a pesar de que ambos iban encapuchados.
Éste fue detenido al poco del robo al aparecer también restos de su ADN en las bridas con las que fue maniatado el empleado y en la palanca de cambio de su coche, mientras que un segundo varón -D.B.-fue arrestado meses después al aparecer su ADN en las bridas.
Ambos están en prisión preventiva y hoy han sido juzgados en la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla, donde han negado los hechos.
D.B. ha explicado que vende ese tipo de bridas en un mercadillo junto a su mujer, que ha testificado y corroborado esta versión.
Los dueños de la clínica han ratificado en el juicio que en la grabación reconocieron a J.A.R.V. sin ninguna duda, mientras que en el caso de D.B., una de ellos ha dicho creer que no era él.
La víctima, M.C.T., ha explicado que no pudo ver nada porque los asaltantes iban encapuchados y le inmovilizaron y tiraron al suelo y después lo metieron en un almacén mientras presuntamente perpetraban el robo, en el que además de 7.000 euros del centro se llevaron su teléfono móvil y las llaves del coche en el que se fugaron.
También han testificado los policías de la Científica, quienes han señalado que en las bridas aparecieron restos de ADN de una tercera persona que no han podido identificar.
Tras ello, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones en las que el Fiscal ha matenido su petición de seis años de prisión para J.A.R.V. y cinco años para D.B. mientras que las defensas de ambos han pedido su absolución.
El fiscal ve acreditada la participación de J.A.R.V. con la "contudente y certera prueba testifical" de los dueños de la clínica que lo han reconocido "sin ningún género de dudas" y los rastros de su ADN hallados en las bridas y en el coche. Sí ha reconocido que acreditar la vinculación de D.B. resulta "más polémico" porque sólo hay una prueba pero la considera "certera e inequívoca", ya que "no existe una causa que pueda explicar" la presencia de su ADN en la brida con la que maniataron al empleado.
La versión dada por el acusado y su mujer de que se dedican a su venta es, a juicio del fiscal, poco creíble por cuanto esas bridas "se venden en paquetes cerrados" y "es extraño que no aparezca otro perfil genético de otra persona" si la vendió. A su juicio, ambos son autores de robo con intimidación y uso de arma y detención ilegal por cuanto el tiempo que el empleado estuvo maniatado "excedió bastante lo necesario para perpetrar el robo".
Para la defensa de J.A.R.V. no se ha acreditado su participación, pues su ADN pudo llegar al coche "por transferencia" si ambos manipularon las mismas herramientas como "una escoba" del centro. Tampoco ha considerado "concluyente" el reconocimiento de su cliente "por la voz y la forma de andar" pues "estamos hablando de presunciones".
El abogado de D.B. ha hecho hincapié en que en la brida sí se halló perfil genético de una tercera persona sin identificar y que ha quedado explicado el porqué de la presencia del ADN de su cliente en ella con la declaración de la mujer del acusado, de un testigo de la venta y la presentación de un justificante. Además ha destacado que uno de los dueños del centro ha dicho que no creía que D.B. fuera el otro asaltante y que no tienen ninguna relación entre ellos salvo vivir en la misma zona. "Mi cliente no es un ciudadano ejemplar pero aquí no estamos hablando de su vida sino de su participación en unos hechos concretos", ha defendido el letrado Jose Antonio Bosch, una idea que en el uso de su derecho a la última palabra ha reiterado el propio D.B. al pedir al tribunal que "no se fijen en mis antecedentes penales antiguos" (por robo).
También ha hablado J.A.R.V., quien ha asegurado que conoció al dueño de la clínica "en la cárcel" y "no me dio trabajo ni yo le llamé, me llamó él a mí" para pedirle que le hiciera en el sótano "una plantación de mariguana y le dije que no".