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Motor

KIA Stinger 3.3 T-GDI GT 4x4: polo de atracción

El Stinger recupera el espíritu de los Gran Turismo clásicos, vehículos potentes, elegantes y capaces de llevar a sus propietarios con velocidad y estilo

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La marca surcoreana Kia ha tirado la casa por la ventana y ha apostado por el Stinger, una berlina deportiva que el fabricante quiere convertir en una imagen de proyección y no en un modelo de volumen de ventas.

Las previsiones de venta que la automovilística maneja para su primer año completo de ventas, cumplido en noviembre, son las de comercializar 350 unidades.

El modelo probado es el tope de gama GT, que monta un propulsor biturbo V6 de gasolina 3.3 T-GDI de tracción total, que desarrolla 370 CV a 6.000 rpm., con un par motor de 510 Nm (disponible entre las 1.300 y las 4.500 rpm.).

La transmisión es automática de ocho velocidades y dispone de levas en el volante para que el conductor sea el que controle los cambios de relación.

En cuanto a los modos de conducción, el Stinger equipa hasta cinco programas diferentes dependiendo de las exigencias del terreno o de la comodidad del conductor (Smart, Eco, Comfort, Sport y Sport+) en los que varía la amortiguación y la respuesta del acelerador.

Los dos con mayor enfoque dinámico (Sport y Sport+) provocan un sonido ronco del motor que se aprecia con nitidez dentro del habitáculo, así como una aceleración instantánea, sin que se pierda la estabilidad del vehículo, lo que genera mucha seguridad.

Su paso por curva es muy fiel, pues el vehículo se adapta como un guante a carreteras reviradas y las oscilaciones en el interior no se aprecian en ningún momento.

El Stinger 3.3 T-GDI GT 4x4 declara un consumo de emisiones mixtas de 10,6 l/100 km, que en la prueba realizada por Efe ha alcanzado los 11,6 l/100 km.

Cabe destacar que la gama de motores con la que Kia ha nutrido al Stinger está compuesta por tres propulsores turboalimentados: dos de ellos son gasolina (un 2.0 de cuatro cilindros y 255 CV, y este modelo probado) y el tercero diésel (2.2 litros de cuatro cilindros y 200 CV).

Los tres están ligados a la segunda generación de la transmisión automática de ocho velocidades desarrollada por Kia.

Supone, por primera vez en la marca, el uso de un convertidor de par con absorción por péndulo centrífugo, más común en aviación y motores de competición, que reduce las vibraciones torsionales.

A poco que se pise el acelerador se puede comprobar que el Stinger ha sido diseñado y configurado para ser una estela a seguir en cualquier tipo de asfalto, de hecho, es recomendable ver el velocímetro cada poco tiempo en el Head-Up Display para no exceder los límites de velocidad que marque la vía.

El Stinger recupera el espíritu de los Gran Turismo clásicos, vehículos potentes, elegantes y capaces de llevar a sus propietarios con velocidad y estilo; y se distingue por una estética muy llamativa, así como por una calidad de marcha estable, serena y con unas reacciones ágiles.

Tanto es así que este modelo probado puede pasar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos, lo que supone el Kia de producción con más aceleración entre los fabricados hasta ahora por la marca asiática. La velocidad punta que pueda alcanzar es de 270 km/h.

Equipa sistema de tracción total, que distribuye más par a las ruedas traseras; control dinámico de par vectorial, que monitoriza las acciones del conductor y las condiciones de la carretera y, automáticamente, aplica potencia de impulso o de frenado a las ruedas apropiadas para mantener la trayectoria, ya sea en seco o en mojado.

Además, la versión testada incorpora una amortiguación con control electrónico, que se puede utilizar para endurecer o suavizar independientemente los amortiguadores delanteros y traseros, lo que permite obtener un confort de suspensión, así como una respuesta y agilidad personalizada según el modo de conducción seleccionado.

Las gomas que calza este Stinger van montadas en unas llantas de 19 pulgadas y son de altas prestaciones. Les acompañan unos discos de freno ventilados Brembo (de cuatro pistones delante y dos atrás) pintados en color rojo.

En cuanto al exterior, el Stinger destaca por su elegante parte frontal, así como por sus flancos que le permite realzar su fuerza visual en la línea de los hombros y en la silueta. Mide 4,83 metros de largo, 1,87 metros de ancho y solo 1,40 metros de alto.

También llaman la atención las láminas de tomas de aire frontales, las branquias junto a los pasos de rueda, la superficie inferior lisa y el difusor trasero integrado, elementos que contribuyen a tener una aerodinámica de 0,30 Cx.

Esta versión del Stinger está acabada con detalles cromo oscuro, un difusor negro brillante, grupos ópticos de LED y dos salidas dobles de escape.

Las claves visuales propias de un Gran Turismo están complementadas por la disposición y la atmósfera de una baja línea de techo, con el parabrisas y la luneta muy inclinados.

En el interior, el salpicadero está en una posición alta y recorre el plano horizontal, al tiempo que la consola está dividida en dos áreas específicas.

Los controles de infoentretenimiento quedan dispuestos bajo una gran pantalla táctil, a los que siguen los de la climatización y ventilación del vehículo.

Para un confort óptimo, esta versión ofrece al conductor un soporte lumbar de cuatro movimientos mediante cámaras de aire, situados en el respaldo y en los apoyos laterales, así como el acondicionamiento y la calefacción de los asientos delanteros.

En la vista interior también destaca el amplio techo solar practicable del acabado GT, que permite la entrada de más luz al habitáculo.

Al entrar en el Stinger y cerrar la puerta del conductor, el vehículo recibe al piloto acercándole el volante. La misma operación, pero a la inversa, hace cuando éste se baja del automóvil.

Las plazas traseras están configuradas para tres pasajeros aunque puede existir un inconveniente para el que ocupe la banqueta central, debido a un amplio túnel que obligará a molestar con las piernas a los ocupantes de las plazas laterales.

Los pasajeros de más de 1,80 metros de altura probablemente rozarán con la cabeza en el techo por la línea exterior coupé del Stinger.

El maletero, cuyo portón es eléctrico, tiene una capacidad de 406 litros. No es demasiado grande para lo que se estila en el sector, pero ofrece una boca de carga ancha.

En el equipamiento de serie nos encontramos con ayudas a la conducción que son opcionales en gran parte de sus competidores, como la asistencia a la frenada de emergencia con colisión frontal, el mantenimiento de carril, el control de crucero adaptativo, el detector de vehículos en ángulo muerto o el reconocimiento de señales de tráfico.

También monta el sistema de gestión de estabilidad del vehículo, que asegura la estabilidad en frenada y en curva si se detecta una pérdida de adherencia actuando sobre el control electrónico de estabilidad y la alerta de atención al conductor.

Sale de fábrica además con los programas de conducción (Drive mode select con cinco posibilidades), los faros LED, el head up display ajustable en altura, el botón de arranque, las levas de cambio en el volante, los sensores de lluvia y luces o el climatizador bizona automático.

En materia de conectividad, el Stinger incorpora la carga inalámbrica del teléfono en la parte superior de la consola central, así como un sistema de infoentretenimiento de 8 pulgadas emparejado a un equipo de sonido Harman-Kardon de 720 W y 15 altavoces.

En definitiva, el Kia Stinger es un automóvil que tiene un precio de partida elevado y, por tanto, alejado de la mayoría de los bolsillos, pero en línea con el de sus competidores de marcas premium.

En su defensa hay que decir que tiene un comportamiento similar al de las berlinas alemanas de más renombre, a las que sobrepasa en equipamiento de serie, así como en garantía ofrecida por la marca: siete años o 150.000 kilómetros.

Es por tanto una buena adquisición para aquellos que busquen una berlina deportiva con la que desplazarse de una manera rápida sin renunciar a la seguridad, con un equipamiento de serie insuperable y con un diseño muy agresivo con el que será imposible pasar desapercibido.

Los que busquen un vehículo prestacional poco visto y llamativo también son potenciales compradores, ya que, como se ha señalado al principio de este análisis, el Stinger no es un vehículo de volumen.
 

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