Formalizar una agrupación de carnaval en cualquiera de sus modalidades no es tarea fácil, sobre todo en estos tiempos que corren, con las carencias importantes de instrumentos y voces que den calidad a las respectivas agrupaciones. Afrontar una empresa de estas características requiere de una gran valentía, constancia y sobre todo, un nivel de frustración aceptable para desafiar los reveses que da la fiesta. Para los que seguimos de cerca el Carnaval Colombino, asumir dicho compromiso es digno de admiración, y quienes conocemos las dificultades, sabemos apreciar el valor que requiere este rol, que en cierta medida, casi siempre pasa desapercibido.
A lo largo de nuestra historia carnavalera han sido muchos los responsables que se han lanzado en esta odisea -siempre ingrata- quedándose en el camino, al no poder solventar las distintas adversidades que el concurso genera, sobre todo, cuando los objetivos van más allá de las propias posibilidades. En estos menesteres, se ha de tener clara idea desde el inicio los objetivos concretos, para evitar las incongruencias de los cinco miembros del jurado que, como hemos podido vivir a los largo de estos más de 30 años, jamás se adaptan a la realidades de todas y cada una de las agrupaciones participantes.
Uno de esos valientes carnavaleros es Ángel Atienza que, a pesar de su edad, ya es un veterano en las tablas del Gran Teatro, se lanzó hace unos años a la batalla de coplas con la intención de crear su propio estilo, tras un largo bagaje en distintas agrupaciones.
Su objetivo, según nos cuenta, es comenzar desde los cimientos e ir consolidando su chirigota desde su propia visión, hecho que está logrando en estos tres años que lleva al frente como responsable directo de esta agrupación que mezcla veteranía y juventud.
Atienza conoce bien el sacrificio que supone las noches de ensayos, y sus años como componente le otorgan esa capacidad para minimizar la monotonía y lograr esa motivación en el ambiente, tan necesaria para lograr sus propósitos.
Este año, con un grupo renovado, sigue asumiendo la autoría de la música, así como de las letras junto a Isaac Alejo, siendo la dirección de José Gómez Romero, conocido en el ambiente como ‘El Petaca’. En la visita a nuestra redacción, al cuarto de ensayo, hemos podido disfrutar de un ambiente digno de elogio, buena hermandad y compañerismo, una envidiable calidad de relación, que presagia un futuro muy prometedor.
Cabe destacar, que dicha chirigota cuenta con componentes de algunos pueblos de Huelva, como Isla Cristina o Calañas, siguiendo esta nueva etapa en la que las agrupaciones de distintas localidades onubenses comienzan a fundirse en distintas modalidades, un hecho que crea cierta diversidad y enriquece más nuestra fiesta.
Una referencia
La integración del veterano e insignia de oro del Carnaval Colombino Diego Arenas dota de experiencia a los nuevos integrantes, sirviendo como modelo de referencia en las tablas, un lugar al que se ha de conocer bien para lograr impactar al respetable público, cada año más exigente.
Con esta nueva propuesta, ‘Este año me quito el mono’, nombre con el que este febrero participarán en el concurso colombino, los de Ángel Atienza prometen cambiar el ritmo de su paso por este concurso, siendo este tercer carnaval, garante de un avance en cuanto a calidad se refiere, prestando mayor atención a detalles, que son necesarios para estar entre las grandes de este certamen.
Su reto pasa por llegar a la final del concurso, una tarea ardua, dada la calidad y experiencia de rivales ya conocidos, pero también es cierto, y así lo expresa Atienza que “la frescura y el trabajo diario que llevamos realizando siempre es valorado, y estoy convencido, que se verá recompensado en las tablas”.