Después de la debacle en Liverpool, todas las miradas se centraban en la capacidad de Ernesto Valverde y después de la derrota en la final copera, el técnico es señalado por prácticamente todos los actores del entorno barcelonismo.
Después de aquel partido en Liverpool, el presidente barcelonista Josep Maria Bartomeu salió al rescate del entrenador. Un par de días antes de la final de Copa, volvió a ratificarlo, tras caer ante el Valencia, lo hizo de nuevo.
También Leo Messi exculpó al técnico de aquel 4-0, pero la sensación ahora es que el equipo azulgrana no da para más. Aquella eliminación en Champions ha marcado la temporada, se encuentra el equipo en estado de 'shock' desde entonces y aunque en LaLiga, el Barça se ha paseado, las expectativas generadas con la posibilidad de conseguir un triplete han acabado con todo.
Ahora la decisión es complicada. La directiva tiene que analizar si pesan más las dos derrotas en las últimas semanas que el título logrado y si es necesario sustituir a un entrenador que ha conseguido en dos temporadas, dos Ligas y una Copa.
Pero el tópico alienta lo de "el fútbol es así" y todo es posible en los próximos días. Se adivina un verano entretenido en el Camp Nou, más allá del futuro del entrenador. Lo único evidente es que Frenkie de Jong, el prometedor centrocampista del Ajax, será jugador del Barça el próximo curso.
El resto es un arcano y hay muchos frentes abiertos, como la situación de Jasper Cillessen, que podría haber jugado ayer su último partido como barcelonista; o la de Rakitic.
Si Umtiti puede cambiar de aires, si llega alguna oferta por Coutinho o si aterriza en el Camp Nou el prometedor de Ligt o el discutido Antoine Griezmann. También es el momento de decidirse sobre los jugadores emergentes, si Carles Aleñá debe tener más papel que el de secundario o si Riqui Puig, la última joya, está ya listo para salir del estuche.
La ficha la tiene que mover la directiva en el penúltimo curso de Bartomeu al frente de la nave, pero no es el presidente un hombre resolutivo.
Desde su llegada al club, en enero de 2014 tras la renuncia de Sandro Rosell, el dirigente ha contratado a dos técnicos (Luis Enrique y Ernesto Valverde) y nunca ha despedido a ninguno, ya que llegó Luis Enrique para sustituir al 'Tata' Martino que renunció a su cargo tras perder aquella Liga en el Camp Nou ante el Atlético de Madrid.
En tres semanas se ha desmontado el castillo del Barça construido en nueve meses. De la posibilidad de un triplete a conseguir un título.
Está instalado el equipo en un cruce de caminos, en el momento de tomar decisiones trascendentes, aunque el punto de partida no es similar al de aquel verano de 2008, cuando llegó Pep Guardiola y lo primero que anunció es que no contaba con tres 'vacas sagradas': Ronaldinho, Deco y Eto'o. Eran otros tiempos.